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Estados Unidos

Fracasos y éxitos

El estresante ritmo de vida que se vive en Estados Unidos hace perder la cabeza a unos cuantos. Supongo que por ello los supermercados venden painkillers en botes de cien pastillas sin necesidad de prescripción facultativa, se llenan las iglesias evangélicas de fieles que lloran mientras cantan y se pueblan las paradas de los semáforos de derrotados del sistema. Tener una buena familia en la que sustentarse podría ayudarles para convivir con las hostilidades del día a día, pero aquí casi todos están divorciados o sin tiempo para atender a los hijos.

Bien es cierto que sonríen constantemente y expresan con desmesurada alegría frases como «it is so cute!», «awesome!» y «you´re great!», pero es una fachada que esconde su tristeza generalizada y una freudiana formación reactiva. La razón de la infelicidad del estadounidense hay que encontrarla en su continua exposición al fracaso. Y es que el éxito, que no existiría sin la posibilidad del fracaso, es la razón de ser American way of life.

conspiranoico
Un tipo pidiendo la encarcelación de Obama y otros despropósitos sobre la Gestapo, Snowden y las virtudes del anarcocapitalismo. ¿Ha perdido la cabeza?

Cada día viven con intensidad el probable riesgo a dar un paso en falso que les sumerja en el abismo del fracaso y conviven con un miedo cerval y secreto a ser considerados loosers; pero aceptan con entereza, de forma temeraria, la posibilidad de la derrota porque creen que el American dream les dará una nueva oportunidad. De este modo asumen con naturalidad que la vida es una montaña rusa y todo intento de nivelarla lo consideran despreciable socialismo.

Intentan sedar su tristeza en los pantagruélicos centros comerciales, las catedrales donde el sancta sanctorum se ha reconvertido en una caja registradora ante la que se implora un ascenso a paraísos repletos de refrescos azucarados, pick ups con GPS integrado, computadoras ultraligeras y suscripciones premium a Netflix.

Como me adhiera al dicho «donde fueres haz lo que vieres» acabaré con el síndrome del quemado pidiendo ayuda en los semáforos o conduciendo un coche con letreros conspiranoicos como el de la fotografía.

Por Rafael Robles

Me llamo Rafael Robles y en esta web comparto mis experiencias docentes en varios países (Irán, República Dominicana, Haití, China, Estados Unidos, España y República Checa) y reflexiones sobre filosofía y el mundo educativo.

Una respuesta a «Fracasos y éxitos»

En estos tiempos se ha incrementado el número de personas con depresión, niños, jóvenes, adultos. Gente con diversas problemáticas. Es increíble que en un país con tantos avances y con una buena economía tenga esos problemas de desintegración familiar, donde el dinero tiene más valor que los sentimientos, cuando el reconocimiento social sea más importante que un equilibrio emocional, cuando los medios de comunicación sean tan enajenantes que roben el tiempo para compartir en familia y con esto no exista comunicación en ella.
No culpemos a los demás por nuestros fracasos e infelicidad.
Busquemos soluciones a nuestros problemas dentro de nosotros.

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