Tratado de ateología

Desde que empecé este blog tuve claros dos asuntos que tomé de los principios masónicos: no hablar de política ni de religión porque eso suele generar enemistades. Hay veces en que no he conseguido conservar mi neutralidad en ambos aspectos, lo que conllevó recibir críticas brutales, sobre todo cuando estaba en Irán (jamás pensé que este modesto blog pudiera ser tan importante para algunas personas); por supuesto aquellos episodios de discusión política y religiosa los hube de borrar porque tuvimos la mala suerte de que por esa época tuvo lugar la crisis de las caricaturas en que los ánimos estaban demasiado exaltados y, según fuentes oficiales, corría riesgos serios de recibir agresiones por parte de los basijis más descontrolados.

En España hablar de temas como ateísmo también implica cierta condena social, y si no que se lo digan al embajador Puente Ojea, una de las mentes más privilegiadas de nuestra tierra cañí. Por cierto, me consta que Ojea, aunque ya mayor, está en una fase de producción intelectual máxima y nos va a sorprender pronto con un libro de los suyos, de esos que no dejan indiferente a nadie .

Pues bien, se ha publicado recientemente Tratado de ateología (editorial Anagrama), del filósofo francés Michel Onfray, un libro de divulgación atea que recoge los argumentos en contra de las religiones monoteístas ya esbozados por los librepensadores de todos los tiempos. Se compartirán o no sus ideas, pero Onfray escribe como el Dios ese en el que no cree y la fuerza de su literatura remueve la mente con la potencia de una licuadora ultramoderna capaz de sacar jugo al acero.

Me acerqué a esta obra porque dedica varias páginas al Michel Foucault enamorado de Jomeini, cuya revolución consideraba ideal ya que fue la única capaz de separarse de los sistemas de dominación capitalista o comunista. El ínclito filósofo escribió varios artículos alabando la gesta de los ayatolás en Il Corriere de la Sera lo cual critica Onfray con vehemencia. Hoy en día Foucault es muy conocido en todo Irán, sus obras están traducidas al persa y son innumerables las tesis doctorales que se hacen sobre él. Por el contrario nadie traducirá a Onfray y lo más que harán para satisfacer su gran ego (hay que tenerlo para ser ateo y salirse del discurso del «padre protector») será, tristemente, proclamar una fatwa como la de Rushdie, ya que el tratado de Onfray es mucho más sacrílego que Los versos satánicos:

«Mi ateísmo se enciende cuando la creencia privada se convierte en un asunto público y cuando, en nombre de una patología mental personal, se organiza el mundo también para el prójimo». (página 23).

ACTUALIZACIÓN

Es importante el siguiente comentario que ha dejado José Mª Campo:

Para aquellos a los que les gustó el libro de Onfray creo que hay que leer también el que publicó el año pasado en Francia Irène Fernandez. Catedrática de Filosofía, Doctora en Letras y antigua alumna de l’École normale supérieure, su libro Dieu avec esprit : Réponse à Michel Onfray es un absolutamente imprescindible para enjuiciar y entender el de Onfray. Desconozco si se ha traducido en España.

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Comentarios

2 respuestas a «Tratado de ateología»

  1. […] nuevo libro de Fernando Savater (La vida eterna, Ariel, Madrid, 2007) es similar al Tratado de ateología de Michel Onfray pero sin esa fuerza expresiva que invita a menospreciar y mirar por encima del hombro al creyente y […]

  2. […] han puesto de moda en occidente los libros sobre ateísmo; el Tratado de ateología, La vida eterna y el libro que nos ocupa son solo la punta de lanza de un fenómeno editorial que […]

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