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Vídeo: Ética y política

No todos los políticos son iguales, de hecho, según el filósofo Norberto Bobbio, hay seis formas de ser político y de hacer política. En este vídeo analizamos las 6 maneras como se relacionan la ética y la política que propone el filósofo Bobbio en su libro Teoría general de la política (editorial Trotta, pp. 175-236). Dichas formas son:

1. Monismo rígido

2. Monismo flexible

3. La teoría de la ética especial

4. Un dualismo declarado aunque aparente

5. Un dualismo real

6. Un dualismo consecuente

Es importante tener esto en cuenta antes plantearse la posibilidad de intervenir en política y aceptar la responsabilidad de un cargo político. ¿Cuál de estas categorías será la tuya?

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Filosofía Pedagogía

Filosofía de 1.º de Bachillerato. Análisis de los contenidos mínimos

En el siguiente vídeo analizo lo referido a la asignatura de Filosofía de primero de Bachillerato en el Real Decreto 243/2022, de 5 de abril, por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas del Bachillerato. He de reconocer que me gustan los temas que hay que trabajar en Filosofía; eso sí: quedamos a la espera de que las distintas comunidades autónomas aumenten las horas, ya que de momento solo se le dedicaría dos horas semanales [finalmente habrá 3 horas]. Un rápido vistazo a los saberes básicos [Actualización de los saberes básicos] dan buena cuenta de los importantes temas que habrá que estudiar en nuestra materia:

A. La filosofía y el ser humano.

1. La reflexión filosófica en torno a la propia filosofía.

− Características y concepciones del saber filosófico. Breve recensión histórica de la filosofía. Las divisiones tradicionales de la filosofía y las áreas actuales de investigación. Vigencia y utilidad de la filosofía: la importancia de filosofar en torno a los retos del siglo XXI.

− La filosofía en relación con otros campos del saber y la actividad humana.

− Métodos y herramientas básicos del filósofo: el uso y análisis crítico de fuentes; la comprensión e interpretación de documentos filosóficos; la identificación de problemas filosóficos en otros ámbitos de la cultura; el pensamiento y el diálogo argumentativos; la investigación y la disertación filosófica.

− La discriminación social, de género, etnia y edad en la tradición filosófica.

2. El ser humano como sujeto y objeto de la experiencia filosófica.

− La filosofía y la existencia humana.

− El debate sobre la génesis y definición de la naturaleza humana: especificidad natural y condicionantes histórico-culturales. Concepciones filosóficas del ser humano.

− La estructura psicosomática de la personalidad: sensibilidad, emotividad, deseos y volición, las facultades cognitivas. Conciencia y lenguaje.

− El problema de la identidad personal. Tipos y modos de identidad. La especulación en torno al transhumanismo.

B. Conocimiento y realidad.

1. El problema filosófico del conocimiento y la verdad.

− El conocimiento: definición, posibilidad y límites. Teorías de la verdad. La desinformación y el fenómeno de la «posverdad».

− Las teorías del conocimiento: formas de racionalismo, empirismo y otras teorías.

− El razonamiento y la argumentación. La argumentación informal. Nociones de lógica formal. La detección de falacias y sesgos cognitivos.

− El saber científico: definición, demarcación y metodologías científicas. La filosofía de la ciencia: naturaleza, problemas y límites del conocimiento científico.

− Otros modos de saber: el problema del saber metafísico; las creencias religiosas; la razón poética; el saber común.

La dimensión social y política del conocimiento. Conocimiento, poder e interés. La tecnociencia contemporánea. El papel de la mujer en la ciencia y en los otros saberes.

2. La cuestión de la naturaleza última de la realidad.

− El problema de lo real. Apariencia y realidad. La cuestión de las realidades virtuales.

− Unidad y pluralidad. Categorías y modos de ser. Entidades físicas y objetos ideales: el problema de los universales.

− El problema mente-cuerpo. La filosofía de la mente y el debate en torno a la inteligencia artificial.

− El problema filosófico del tiempo y el cambio. El problema del determinismo. Necesidad, azar y libertad.

− El problema filosófico de la existencia de Dios. Teísmo, ateísmo y agnosticismo.

C. Acción y creación.

1. La acción humana: filosofía ética y política.

− El problema ético: cómo hemos de actuar. Ser y deber ser. La deliberación moral. Las condiciones del juicio y el diálogo ético.

− La posibilidad de una ética racional. Cognitivismo y emotivismo. El debate en torno al relativismo moral. El reto de una ética universal de mínimos.

− Las principales respuestas al problema ético: éticas consecuencialistas, éticas del deber y éticas de la virtud. La moral amoral de Nietzsche. Éticas del cuidado. Ética medioambiental. Éticas aplicadas.

− Los derechos humanos: su génesis, legitimidad y vigencia actual. Las distintas generaciones de derechos humanos.

− Grandes cuestiones éticas de nuestro tiempo: la desigualdad y la pobreza; la igualdad efectiva de derechos entre hombres y mujeres; la guerra, el terrorismo y otras formas de violencia; los derechos de la infancia; la discriminación y el respeto a las minorías; los problemas ecosociales y medioambientales; los derechos de los animales.

− El hombre como ser social. Definición de lo político. Legalidad y legitimidad. La cuestión filosófica de la justicia.

− El fundamento de la organización social y del poder político. Teorías del origen sobrenatural vs. teorías contractualistas. La reflexión filosófica en torno a la democracia.

− El diálogo en torno a los principios políticos fundamentales: igualdad y libertad; individuo y Estado; trabajo, propiedad y distribución de la riqueza. El debate político contemporáneo: liberalismo, utilitarismo y comunitarismo.

− Ideales, utopías y distopías. Los movimientos sociales y políticos. El feminismo y la perspectiva de género en la filosofía.

2. La reflexión filosófica en torno a la creación artística.

− Definición, ámbitos y problemas de la estética: arte, belleza y gusto. La relación de lo estético con otros ámbitos de la cultura. Ética y estética. El papel político del arte.

− Teorías clásicas y modernas acerca de la belleza y el arte. Teorías y problemas estéticos contemporáneos. La reflexión en torno a la imagen y la cultura audiovisual.

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Filosofía Pedagogía Valores Éticos

Educación en Valores Cívicos y Éticos

En el siguiente vídeo analizo pormenorizadamente la nueva asignatura denominada «Educación en Valores Cívicos y Éticos», cuyo currículo acaba de ser publicado en el Real Decreto 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria.

Es una asignatura que se impartirá durante una hora a la semana (un total de 35 horas en un año) en un único curso académico de la Educación Secundaria Obligatoria (o bien en primero de la ESO, o en segundo, o en tercero o en cuarto). Bien es cierto que las Comunidades Autónomas podrían ampliar su horario, aunque esta es, más bien, una decisión política que educativa.

La cuestión más preocupante, aparte de la inviabilidad de impartir tamaño currículo en solo una hora semanal, es la posible naturaleza no-filosófica o anti-filosófica de esta asignatura. Si bien es cierto que existen elementos claramente filosóficos, que deben ser explicados por profesionales de la filosofía, también es evidente que esta asignatura contiene elementos muy próximos a la ideología, como explico en el vídeo. Para evitar la ideología y la manipulación que se puede derivar de esta asignatura es importante aplicar una metodología socrática y poner en práctica propuestas pedagógicas que fomenten el pensamiento crítico, como la de Matthew Lipman y su programa «Filosofía para Niños». Lamentablemente, cuando se lee el currículo con detenimiento hay veces en que la asignatura se debiera llamar «Educación para el empoderamiento», «Terapia de grupo» o «Educación para la empatía».

Solo pido un favor: si le ha tocado a usted impartir esta asignatura le ruego que no la desperdicie poniendo películas de Walt Disney ni vídeos extraños; es una materia para dialogar críticamente, pensar cuidadosamente y crear en el aula una verdadera comunidad de investigación. Si no es así, se caerá en la mayor aberración educativa: la displicencia o la manipulación.

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La educación moral, una obra de arte

La revista «Childhood and Philosophy» me publica una larga reseña del nuevo libro de Félix García Moriyón que he titulado «El artista como educador de la moral y moralista de la educación». Pueden descargarla en este enlace.

Esta es la introducción:

El objetivo de La educación moral, una obra de arte no tiene tanto que ver con lo que anuncia su título —que también— sino con el hecho de problematizar el oficio de educar. Es así como la presente reseña la planteamos problematizando dichas problematizaciones. No en vano el acto de problematizar es la gran virtud del filósofo; la solución ya llegará, si viene, de mano de los técnicos y de los burócratas educativos, dejando al filósofo la complicada función de diagnosticar y detectar problemas donde aparentemente no los hay. Como dice García Moriyón en la que
considero su obra seminal, Pregunto, dialogo, aprendo (2006, p. 233), “el problema de la autoría, en la lectura, se traslada del escritor al lector”; de este modo en las siguientes páginas me voy a transformar en lector-autor con el deseo de encontrar nuevas problematizaciones en nuestro zigzagueante camino en la búsqueda del sistema educativo perfecto. Estas son las problematizaciones e interrogantes que extraigo en mi lectura atenta en las que profundizaré en las siguientes páginas en dialogo con el autor:

  1. ¿Es la educación una actividad política?
  2. ¿Es la educación un mero credencialismo?
  3. ¿Hay cabida para la religión en el sistema educativo?
  4. ¿Es la educación una institución ética?
  5. ¿Existe una ética del profesorado?
  6. ¿Es realista la comunidad de investigación en el aula?
  7. ¿Es la educación una obra de arte?

Les dejo con la entrevista que realicé hace unos días al autor

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¿Hay alguien ahí? Preguntario interplanetario para terrícolas inteligentes

La filosofía es cosa de niños y por ello hay que practicarla desde la escuela infantil. El trabajo de Ellen Duthie, con trabajos extraordinarios como Pellízcame y la obra que ahora les presentamos, hace que sea más fácil ponerse a filosofar con jóvenes; la filosofía fortalece la sociedad por ello no debe tomarse como un capricho elitista o un divertimento más. Los niños son filósofos y, por tanto, necesitan filosofar. Este libro, leído por ellos, entre ellos o a ellos, pondrá las bases para que se aficionen al más difícil arte de todos: el arte de preguntar.

De hecho preguntario se puede usar como «libro de texto» en los cursos de secundaria y primaria de Valorés éticos (nombre que disfraza lo que realmente es esa asignatura: ¡Filosofía! ¿Hay alguien ahí? ayuda a diseñar clases basadas simplemente en preguntar, en plantear planes de diálogo y en disfrutar aprendiendo en la comunidad de investigación que debe constituirse el aula.

¿Sois buena gente los seres humanos? ¡Menuda pregunta y qué gran interés despierta entre los más jóvenes!
¿Cómo es ser un ser humano? ¡Así es como se hace filosofía en el aula con los más pequeños!

Les dejo con un divertido reportaje sobre eeste preguntario interplanetario.

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Filosofía

El transhumano: retos para la moral y la educación

La revista Tarbiya acaba de publicar un monográfico titulado «Ser humano y tecnología». En ella aparece mi artículo «El transhumano: retos para la moral y la educación» (páginas 73-85) en el que trato de retratar la situación enfrentada entre bioconservadores y transhumanistas acerca de la influencia del transhumano tanto en el ámbito moral como en el educativo. En dicho monografía, coordinada por el profesor García Moriyón, de la Universidad Autónoma de Madrid, también aparecen los siguientes trabajos:

Les dejo con la introducción; en este enlace puede descargar el artículo completo.

Introducción
Un rápido vistazo en Google Académico, el conocido buscador de documentos científicos, arroja la amplia cifra de 21.500 artículos en cuyo título aparece el término «transhumanism», lo que da cuenta de la importancia de un concepto que despierta gran interés intelectual desde el año 2002, fecha en que Francis Fukuyama publica su obra seminal El fin del hombre en la que analiza las consecuencias de la revolución biotecnológica en la humanidad.

Lo que en principio parecía que iba a ser una moda pasajera en la línea de la «post-New Age», las «homeopatías existenciales», las religiones ad hoc, la cinematografía distópica de masas o un nuevo filón de vaciedad para las relativistas filosofías postmodernas, ha pasado a constituir poco menos que, en terminología orteguiana, el tema filosófico de nuestro tiempo; y es que en el concepto de transhumano confluyen ciencia, filosofía y educación, cada una de las cuales aporta su intrínseca perspectiva en orden a dar una respuesta necesariamente transversal ante este acontecimiento singular.

En las próximas páginas nos vamos a centrar en la perspectiva educativa y moral así como en el crucial papel de ambas para atenuar los riesgos existenciales que en el futuro conllevará el surgimiento de la transhumanidad.

Pero antes de continuar con nuestro propósito de explorar la relación entre transhumanismo, moral y educación, es preciso aclarar al lector neófito qué es esa cosa llamada «transhumano». Entendemos por transhumano al hombre mejorado tanto en lo biológico como en lo tecnológico, lo que implica un aumento desmesurado de su longevidad, de su inteligencia, y de cualquier tipo de habilidad imaginable. Por otro lado, habría que diferenciarlo de posthumano, término que hace alusión al siguiente paso evolutivo que deja atrás la humanización para dar lugar a un nuevo ente que no tiene por qué ser mejor, simplemente es posterior y protagonista de un mundo que desde nuestra perspectiva actual nos parece o bien distópico o utópico, pero en absoluto similar a nuestra realidad como humanos. Es decir, todo transhumano es posthumano pero no todo posthumano alcanzará la transhumanidad.

No obstante, More (1990) indica que el transhumanismo no es tan contrario al humanismo a pesar de su lado obviamente preocupante:

El transhumanismo es un conjunto de filosofías que buscan guiarnos hacia una condición poshumana. El transhumanismo comparte muchos elementos con el humanismo, incluyendo un respeto por la razón y la ciencia, un compromiso con el progreso y una apreciación de la existencia humana (o transhumana) en esta vida en lugar de en alguna «vida» sobrenatural después de la muerte. El transhumanismo difiere, en cambio, del humanismo al reconocer y anticipar las alteraciones radicales en la naturaleza y en las posibilidades vitales que resultarán del desarrollo de diversas ciencias y tecnologías, como la neurociencia y la farmacología, las investigaciones sobre la extensión de la vida, la nanotecnología, la ultrainteligencia artificial, la exploración del espacio, combinado todo ello con una filosofía y un sistema de valores racionales. (p. 6)

En cualquier caso, como veremos en las siguientes páginas, transhumanismo y posthumanismo, lejos de suponer una
esperanza de mejora de la vida humana y, por ende, de mejoramiento moral, implica la posibilidad del fin del ser humano tal y como nos observamos hoy en día. Es así que seguimos la estirpe de Sócrates, con quien podríamos mantener una conversación inteligente a pesar del paso de los milenios; sin embargo, ello no sería posible con el Homo
heidelbergensis. ¿Seremos para los transhumanos lo que los neandertales fueron para nosotros? ¿Merece la pena continuar la investigación en un ámbito humano en el que la educación se sustituye por la instrucción y la inducción, y a su vez, estas se ven sustituidas por la autoinstrucción que conduce a la autodeterminación de la máquina frente a la humanidad y a que, como está a punto de conseguir la empresa ROS (2021), los robots se entiendan entre sí? ¿No conducirá la pantagruélica capacidad de la Inteligencia Artificial de procesar la información al infolocausto o hecatombinformación de nuestra sociedad? ¿Se intentará ampliar el concepto de persona no humana al robot y no solo a ciertos simios, como sucede en la actualidad?

Estas cuestiones deberán ser respondidas a corto plazo para tomar medidas que eviten un más que probable riesgo existencial para la humanidad. En lo que sigue se comparten algunos apuntes al respecto y, sobre todo, una serie de interrogantes que deberán ser respondidos antes de que los seres humanos se vean abocados a convivir con el transhumano o, lo más probable, a ser sustituido por este. [CONTINUAR LA LECTURA]

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La mascarilla desvelada

Cuando una mujer musulmana se quita el velo en público siente una sensación de pudor similar a la de un hombre occidental u occidentalizado al quitarse ropa íntima en la calle. Lustros de educación en esas vestimentas determinan los símbolos estéticos por los que avergonzarse, enorgullecerse o permanecer indiferentes.

El caso de la mascarilla es paralelo al del velo o los calzones. Al principio—cuando la ley obligó a cubrir las bocas— costaba ponérsela, les avergonzaba; sin embargo, tras seis meses de uso intensivo se interiorizó la costumbre logrando que el decoro cambiara de bando.

Hoy en día, cuando el gobierno permite que en los patios de recreo ya no se use la mascarilla porque, dicen, en exteriores el virus no se transmite, la mayoría de alumnas se resiste a quitársela. Se podría argumentar que siguen preocupadas por la salud pero uno empieza a sospechar que tiene más que ver con la estética y la vergüenza. El infierno son los otros, sobre todo si no media una mascarilla.

Los alumnos, por lo que observo, tienen menos tapujos, pero me preocupa lo que sucede con las alumnas. No permitamos que nuestras estudiantes sientan bochorno por mostrar su identidad facial, impidamos que usen el tapabocas con el único objetivo de encubrir espinillas o que lo utilicen, simplemente, para velar la ausencia de maquillaje. Sería un fracaso educativo que nuestras jóvenes convirtieran a la mascarilla en un nuevo símbolo de opresión.

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Un poquito de Kavafis

Anteayer se cumplió el aniversario del nacimiento y de la muerte de Kavafis (¡cómo son estos poetas que nacen y mueren el mismo día!). Buen momento para compartir la entrevista que mantuve el pasado Día del Libro con Rafael Herrera, traductor de su Poesía Completa en la editorial Visor.

Empezamos la entrevista leyendo «En lo posible»

Y si no puedes disponer tu vida como quieres
esto procura al menos conseguir
en lo posible: no vayas a ensuciarla
al frecuente contacto con el mundo,
con charlas y negocios por doquiera.

No vayas a ensuciarla traslandándola,
rondando sin cesar y exponiéndola
a la vulgar locura cotidiana
de tanta relación y compañía
hasta que se convierta en una extraña intrusa.

A continuación Rafael canta y Anna Pothitou, cotraductora, recita en el original griego, «La ciudad»:

Dijiste: «Marcharé a otra tierra, marcharé a otro mar.
Habrá de hallarse en algún sitio una ciudad mejor.
Mas cada intento mío está condenado al error;
sepulto —como muerto— el corazón.
Y cuánto va a durar mi mente en esta confusión.
Dondequiera que mire, que vuelva mis ojos,
solo veo aquí de mi vida los despojos,
y tantos años que pasé y perdí en este lugar».

Lugares nuevos no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad irá tras de ti. En sus calles pasearás,
las mismas, y en los mismos barrios envejecerás,
se te verá en estas casas acabarte.
Y siempre llegarás a esta ciudad. Para otra parte
—no esperes— no hay barco ya, ni senda para ti.
Lo mismo que tu vida la perdiste aquí,
en esta esquina, la perdiste en todos los lugares.

Y terminamos con «Placer»

Aroma y gracia de mi vida el recordar las horas

en las que descubrí y gocé el placer como lo quise.

Aroma y gracia de mi vida a mí, que aborrecí

cada disfrute de amores de rutina.

Es una gran suerte contar como compañero de departamento con Rafael Herrera. Disfruten de su voz y sus análisis de los poemas a la luz de la pandemia.

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La mente de los justos

Si por algo se caracteriza la condición humana es por ser intolerante. El ser humano sobrevive frente a los demás porque se cree en posesión de la verdad y así impone nietzchianamente su voluntad de poder. Por definición solo se tolera lo que parece intolerable y pocos, algunos simplemente por indolencia y pereza, están dispuestos a pagar precio tan elevado. Las tribus, los partidos políticos, los medios de comunicación y las asociaciones hacen lo mismo: son intolerantes con la crítica, temerosos de la autocrítica y muy celosos de su buen nombre; no toleran el librepensamiento aunque presuman de ejercitarlo, no consienten la libertad de expresión aunque la adoren en sus estatutos, no permiten que cada cual piense por sí mismo porque les supondría un riesgo existencial.

Es por ello que el nuevo libro de Jonathan Haidt, La mente de los justos, es absolutamente imprescindible para tomar conciencia de que pensamos lo que pensamos por razones muy lejanas a nuestra libre decisión. El subtítulo es esclarecedor: Por qué la política y la religión dividen a la gente sensata. Su tesis fundamental es que nuestras ideas políticas y religiosas (por tanto, todas las ideas) están determinadas genéticamente, lo cual es aterrador, pero ya nos enseñó Spinoza que siendo conscientes de que no somos libres es como ganamos nuestra libertad.

En cualquier caso, cómo no aterrarse cuando Haidt afirma que «nuestro pensamiento moral se parece mucho más a un político que busca votos que a un científico que busca la verdad» (p. 121). O cuando asevera, con reminiscencias orteguianas, que «a las personas se les da muy bien cuestionar las afirmaciones hechas por otros, pero cuando se trata de su creencia, entonces es su posesión, casi como una hija, y en ese caso lo que quieren es protegerla, no cuestionarla y arriesgarse a perderla» (p. 125). O cuando arguye que «el coeficiente intelectual era el mejor predictor de la capacidad de debate de las personas, pero es capaz de predecir sólo el número de argumentos de mi lado» . (p. 127)

De este modo así es la escalofriante pregunta que Haidt nos lanza al lector:

¿Qué posibilidades hay de que la gente piense con la mente abierta y de manera exploratoria cuando en medio hay intereses personales, identidades sociales o emociones fuertes que les hacen querer o incluso necesitar alcanzar una conclusión predeterminada? (p. 128).

Lo resume bien Roberto Colom en su brillante reseña del libro: «La razón no domina porque, según Haidt, es más importante la reputación que la verdad»; culminando con que «este ensayo es, en suma, para estudiar, no para leer. Debajo de su supuesta sencillez y claridad hay una complejidad extraordinariamente seductora. Tan poderoso es el mensaje que es tentador aceptarlo sin dudar».

Sucumbo ante dicha tentación y acepto el mensaje del libro. Pero ya quedo a la espera de que el profesor Colom lo refute con alguno de sus brillantísimos artículos sobre la inteligencia.

Les dejo con el audio de esta entrada y un vídeo de Jonathan Haidt explicando su libro: