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Aclaraciones sobre mi participación en el debate televisivo «El castigo en la escuela»


Participé el pasado jueves en el programa de televisión «Para todos la dos» de La 2 de Televisión Española en un debate titulado «El castigo en la escuela«. Los contertulios eran Francisco Ayén (profesor en el IES Radio Exterior de Alicante) y José Miguel Campo (secretario general del Colegio Profesional de la Educación de Madrid). La amable y profesional presentadora Marta Càceres fue la conductora. A continuación trato de aclarar algunas de mis afirmaciones.

Comienzo mi intervención arguyendo que «hoy en día lo políticamente correcto es ser políticamente incorrecto». Creo que yerran quienes acusan de corrección política al que se escuda en argumentos que agradan a la mayor parte de la población, como si ello significara hacer demagogia; y es que no siempre que se agrada al público se ejercita el sofisma populista. En realidad olvidan que ha habido un giro hegeliano y que hoy en día lo políticamente correcto es acusar de ello al pensamiento cuidadoso y amable. El tema del castigo en la escuela se presta especialmente a estas acusaciones dado que proponer el no-castigo es visto como un ingenuo buenismo, en vez de verlo como la alternativa efectiva con los estudiantes más conflictivos para intentar construir una sociedad de ciudadanos y no de vasallos, cortesanos o delincuentes. El castigo no corrige al alumno difícil pero sí que puede empeorar su conducta. 

Prosigo afirmando que el castigo es malo y por tanto no hay que castigar  ni identificar la disciplina con el castigo en los institutos. Bien es cierto que los estudiantes en sus vidas van a sufrir castigos reales, se les va a despedir de los trabajos, van a sufrir a un jefe «maligno», etc. Pero un centro educativo tienen que EDUCAR -con mayúsculas-. El hecho de que el mundo sea una inmensa bola de dolor repleta de castigos no significa que debamos convertir los institutos en su réplica, sino que más bien deben ser un antídoto. En todo caso los centros educativos deben educar para tolerar la frustración pero siempre desde la cordialidad. La disciplina en el aula debe existir, pero como efecto de la imitación del ejemplo que dan los profesores, como ya nos enseñó Aristóteles: la virtud se aprende imitando a la persona virtuosa; y es que el profesor debe ser, ante todo, virtuoso.

A continuación me viene a la memoria un interesante pensamiento del filósofo cordobés Averroes sobre cómo educar sin coerciones. He buscado el texto exacto:

Afirmamos, pues, que las vías mediante las cuales las virtudes en general se desarrollan en las almas de los dirigentes de la política humana son dos. 1.ª Una de ellas consiste en el arraigo de las opiniones convenientes en sus almas por medio de la dialéctica, retórica y poética (…). 2.º El segundo camino, por el contrario, es el modo que se aplica a los enemigos, adversarios y a aquéllos cuyo comportamiento no está guiado por las virtudes correspondientes; ésta es la vía de la coerción y del castigo. Pero resulta evidente que este último modo no puede ser aplicado a los miembros de la sociedad virtuosa (…). (Exposición de la República de Platón, Tecnos, Madrid, 2011, pp. 11-12).

Aunque fuera escrito hace ocho siglos es perfectamente aplicable a las aulas de nuestros días. Si bien es cierto que Averroes se refería a la educación de los dirigentes de la política humana, es preciso aclarar que en una sociedad muy distinta a la de antaño, como es la actual democracia, el gobierno reside (o debería residir) en el pueblo y, de este modo, en tanto que ciudadanos con derechos y deberes, todos gozan de cierta cuota de poder. El profesor de secundaria debe tener altas expectativas y educar como si sus alumnos llegaran a ser dirigentes -líderes-  algún día. Sólo a los enemigos se les debe castigar, y entiendan que la diferencia entre «adversario» y «enemigo» estriba en que los primeros son personas y a los segundos se les quita dicha condición: sólo cosificando al alumno se le puede castigar, pero cosificar es la mayor aberración educativa que pudiera existir, como ya nos avisó Philip Zimbardo en su imprescindible libro El efecto Lucifer.

A continuación afirmo que los alumnos son los mejores expertos en docencia porque llevan muchos años viendo a profesores y comparándolos. El alumno respeta al profesor que trabaja y se entrega y (el alumno) tiene facilidad para detectar al profesor que se quiere escaquear. No siempre es así pero (la pereza) es una de las razones que explican que surjan problemas en el aula. La autoridad, por muchas leyes que hagan -hoy los políticos se llenan la boca con dar una ley de autoridad para el profesor que no sirve absolutamente para nada- sólo se puede ganar respetando a los alumnos, entregándose a ellos y trabajando duro. Nuestro oficio de profesor es muy complicado y, entre otras cosas, hay que atender a aquellos alumnos que son más conflictivos porque hay unas razones para esa conflictividad -familiares, económicas…-. Hay que tener un plan para evitar que surja la necesidad de castigar. Nuestro oficio es pura vocación y eso de coger a un alumno y expulsarlo es como echar a un enfermo del hospital.

En educación soy socrático, no sólo por aplicar todos los días su metodología dialógica haciendo de la ironía y de la mayéutica los ejes principales del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino porque comparto el intelectualismo moral, es decir, los estudiantes no actúan contra lo mejor por gusto sino por ignorancia. Hay alumnos que aún no saben diferenciar el bien del mal y es preciso explicárselo porque el estudiante que desconoce lo que está bien no podrá ponerlo en práctica. Si su familia no lo hace -porque no puede o no sabe- sólo queda el sistema educativo público para intentar remediarlo. Si los profesores renunciamos a ello estamos colaborando, por negligencia, en la construcción de una sociedad violenta e injusta.

En clase con mis alumnos chinos. Allí predominaba el valor de la sumisión y la obediencia

A continuación la presentadora Marta Càceres me invita a comparar los castigos de algunos países en los que he trabajado. Respondo que el otro día vi al ministro Wert en la televisión que estaba por China y yo me eché a temblar porque si ha ido a China para estudiar el sistema educativo chino verá que la disciplina es muy distinta a la que se aplica en España. Allí se fomentan valores como la sumisión, la obediencia y el espíritu crítico brilla por su ausencia. En Estados Unidos la enseñanza es mucho más abierta porque hay más recursos económicos en la educación y hay un experto en cada centro exclusivamente dedicado a casos complicados.

Obviamente es preciso matizar, por ejemplo habría que explicar cómo funcionan las charter schools (en EEUU existe una transformación paulatina de escuelas públicas en escuelas concertadas de dudosa calidad educativa) y los pantagruélicos intereses económicos que mueve el sistema educativo estadounidense sobre los que quieren caer como buitres las grandes multinacionales. Entre los dos vicios -chino y usamericano- debe existir un justo medio virtuoso, que quizá haya que encontrarlo en Finlandia. Pero España parece que prefiere a EEUU, aunque el último viaje del ministro despierte serias dudas.

Continúo aseverando que es más rentable económicamente para España dotar de un profesor particular por cada alumno conflictivo que tener ciudadanos delincuentes o gentes que den problemas sociales por no haber tenido una buena educación. El dinero no se puede quitar de la educación porque si no estamos condenados a tener una sociedad nefasta. Cada vez hay más delincuencia y quizá tenga que ver con cuestiones que desde el ámbito educativo no sabemos o no queremos solucionar.

Un profesor cuesta unos 30 000 euros brutos al año. En un instituto medio puede haber, más o menos, cuatro alumnos conflictivos, por lo que habría que contratar a cuatro profesores expertos y asignarlos a cada alumno. Por otro lado en España mantener un recluso supone 16 064 euros anuales, es decir, con lo que cuestan dos reclusos se puede mantener a un profesor. Dado que hay 68 000 presos en todo el territorio nacional pueden ustedes hacer los cálculos; intuyo que unos 6000 institutos se verían beneficiados. No todos los alumnos a los que se les asignara un «profesor particular» -una especie de mentor exclusivo- dejarían de delinquir, pero a buen seguro un porcentaje alto lo hará, en eso consiste el poder de la educación de calidad. Las consecuencias positivas para la economía del país son evidentes, todos salen beneficiados; algún economista debería hacer el estudio detallado.

Después digo que lo que está claro es que expulsar es humillar, porque hay dos tipos de alumnos: el que le sienta mal que le expulsen, con lo cual se siente humillado y el otro al que le da igual que les expulsen, es más, se pone contento, está en su casa, sus padres no van a estar ahí para que se levante pronto para que hagan las tareas ¡no hacen las tareas! Expulsar no tiene ningún sentido. Esto ya lo expliqué en un posteo que titulé «Expulsar no es educar«. El problema quizá resida en que el castigo no se perciba por parte del docente como un ataque sino como una defensa lo cual resuelve la disonancia cognitiva que justificaría la antipedagógica acción de la expulsión.

Posteriormente se alude al «aula de convivencia». Digo que es mejor que el alumno esté en eso eufemísticamente denominado «aula de convivencia» que en una casa sin padres jugando a los videojuegos. Lo que está claro es que lo que debería ser una excepción, la expulsión, se ha convertido en una norma. Todas las semanas se expulsa a muchos alumnos en España y ese es el gran fracaso de la educación española. Hay que proponer un plan alternativo porque si no estamos haciendo un mal irreparable a la sociedad. Para tratar de mantener el buen comportamiento en el aula quizá haya que experimentar nuevas formas de docencia, aplicar las TIC en el aula, estudiar programas de renovación pedagógica como el de Filosofía para Niños y otros tantos que se han demostrado muy útiles en la motivación del alumnado, ajenos a la pizarra y al tradicional libro de texto. Si no es así miles y miles de estudiantes seguirán odiando una escuela en la que se sienten alienados y absurdos.

Igualmente muestro mi disconformidad con la cita de Maquiavelo que se pone sobre la mesa, porque considero que el temor y el miedo en un aula es nocivo. Una cosa es que se identifique el temor con la seguridad (el profesor tiene que estar muy seguro, tiene  que conocer muy bien la materia porque si no va a perder enseguida el respeto del alumnado) pero ¿miedo en el aula? En absoluto, en absoluto, ¡es una aberración! Esta es la cita exacta a la que se alude:

Pero, siendo mi propósito escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente ir directamente a la verdad real de la cosa que a la representación imaginaria de la misma. Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad. (Maquiavelo, El príncipe. Trad. M. A. Granada, Madrid, Alianza, p. 83).

Un profesor no puede ser nunca maquiavélico, en todo caso un actor. Si se es malo, y por tanto se enseña la maldad, es altamente probable que el alumno sea malo en su vida y que contamine su entorno de maldad. Es por ello que el profesor debe enseñar a ser bueno siendo bueno. Disculpen mi tono maniqueísta y la ausencia de matices que exigiría un mayor espacio.

A continuación afirmo que los alumnos llegan tarde con los profesores que también llegan tarde. Si no damos ejemplo nosotros... Se pueden dar muchos más ejemplos similares: no se puede exigir al alumno que memorice algo que el propio profesor no ha memorizado, que entreguen las tareas a tiempo cuando él tarda demasiados días en corregir los exámenes, que no digan palabrotas cuando él mismo las dice, que escriban correctamente cuando jamás han visto cómo escribe él… Los estudiantes tienen una gran facilidad para absorber el currículo oculto que enseña el docente mediante su ejemplo.

En mi intervención final digo que castigo no, en absoluto, las terapias conductistas no valen. Castigar y premiar no. La educación es otra cosa más importante que hay que estudiar con seriedad. En una educación de calidad no se debe contemplar el concepto de castigar«. Aristóteles explicó que «guiamos la educación de los jóvenes por placer y dolor», en lo que era un adelanto del conductismo que prioriza la educación mediante premios y castigos. Sin embargo esta técnica educativa no construye personas sino robots, por tanto no hay que premiar porque la educación es un premio en sí mismo, algo que se percibe en la mirada sonriente de los estudiantes de los centros educativos de los países más pobres.

Pueden ver el debate a continuación:

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En el programa de Fernando Sánchez Dragó con la camiseta de la #mareaverde

El próximo ocho de febrero dieciocho de abril veinticinco de abril emitirán «Las noches blancas», el programa presentado por Fernando Sánchez Dragó en Telemadrid, en el que se habla de nuestro libro El español en la maleta. Se grabó el pasado viernes trece de enero. Es la segunda ocasión en que tengo el placer de asistir a este programa de nictálopes, insomnes y lectores voraces.

El profesor José Pazó junto a Dragó comentaron sus impresiones sobre el libro y me plantearon algunas cuestiones sobre su génesis y acerca de las vivencias docentes fuera de España. Lo reseñaré detenidamente dentro de unos días, tras la emisión del programa.

El motivo de este posteo es comentar brevemente la segunda parte de la grabación, dedicada a sugerir una lectura y condenar otra. Recomendé el extraordinario e indispensable La doctrina del shock de Naomi Klein, por ser un libro con el poder de resquebrajar racionalmente las convicciones buenistas e ingenuas de los liberales contemporáneos (el liberalismo es una utopía preciosa -que a mí me seduce- pero sanguinaria en su práctica -sobre todo cuando soslaya los principios morales-, similar a su contrario e igualmente macabro comunismo no-democrático).

Lo anecdótico -y creo que pertinente porque se trata de la televisión del gobierno autonómico más neoliberal de España- es que aproveché este momento para desabrocharme la camisa y mostrar la camiseta de la #mareverde que reivindica una educación pública de calidad y que simbólicamente exige que finalicen los despreciables latrocinios que se ejercen desvergonzada e irresponsablemente sobre el sistema educativo público para satisfacer las nefastas y vomitivas políticas neoliberales que nos han introducido en la crisis-estafa y que nos abocan a ampliar injusta y estrepitosamente la brecha social, aniquilando el principio básico constitucional de la igualdad de oportunidades. El mensaje que quería dejar está claro: Recortar en educación en medio de una crisis-estafa es como recortar en hospitales en plena epidemia de lepra.

El ejemplar que arrojé al cajón de los libros perjudiciales es Caminos de servidumbre, del padre del neoliberalismo Hayek, por razones obvias. Al finalizar la grabación regalé La doctrina del shock al presentador que aceptó cordialmente.

Dragó ha concedido entrevistas provocadoras y ha escrito artículos incendiarios contra el 15M y el sistema público que no acabo de comprender; paradójicamente el conocido escritor cuenta con su programa televisivo de minorías gracias a los impuestos que financian a la televisión pública madrileña; un espacio de estas características difícilmente tendría cabida en un canal privado por ser dudosamente rentable. A nivel personal es muy afable e incluso se brindó a intervenir en alguna de las asambleas del movimiento 15M (simplemente debe acercarse a la Puerta del Sol un domingo a las 12 y pedir la palabra). Su temor -en mi opinión infundado- es que este tipo de movimientos deriven en una guerra civil; me sorprende que ignore que la fuerza del 15M estriba en su pacifismo y su método dialógico.

El programa se podrá ver a la 1 de la madrugada del 8 al 9 de febrero 18 al 19 de abril en Telemadrid o en su web en el apartado «Emisión en directo». Cuando cuente con la grabación la comentaré para aclarar algunos puntos que se me quedaron en el tintero. Uno no es muy consciente de lo que ha dicho y hecho hasta que no se ve.

Doy las gracias a Sánchez Dragó y a su equipo por la amabilidad que tuvieron al concederme unos treinta minutos del preciado tiempo televisivo. Además sé que no lo censurarán porque el presentador cree en la libertad de expresión y, de hecho, ni siquiera le gusta que editen sus programas por entender que es una forma de manipulación.

Les dejo con el vídeo «Caminando juntos» sobre la verdadera marea verde que no quieren mostrar los medios de comunicación españoles vendidos a intereses turbios (gracias a Leonor por enviarlo):

 

ACTUALIZACIÓN

Así quedó la parte del programa a la que aludo en este escrito. Si quiere verlo completo puede ir a este enlace.

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No es programa para viejos, no

Un par de días después de escribir el artículo titulado «No es programa para viejos» recibí una llamada de una redactora de Antena 3, muy enfadada, afeándome la conducta por haber escrito dicha crítica contra el programa-basura que pretende frivolizar con el mundo educativo y dejar a los estudiantes despiertos hasta altas horas de la madrugada. También recibí un buen número de comentarios y correos electrónicos tremendamente ofensivos, insultantes e irreproducibles por parte de personajes frustrados, trastornados y que, al parecer, dan sentido a sus existencias cuando permanecen sentados en un sillón ante los programas-bosta de la caja idiota.

Dicha redactora, en una conversación telefónica en la que de fondo también se oía a alguna que otra susurrar «por lo bajini», me soltó acusaciones falaces como «vaya un tipo de profesor de ética que estoy hecho», que «mi actitud es muy poco ética», que si soy «homófobo y odio a los homosexuales», que si «tengo algo en contra de las chicas que se maquillan» y otras zarandajas que, por pertenecer al ámbito de lo privado y no querer perjudicar a nadie, guardo para mi. También me «sugirió» quitar el impresentable contrato que escaneé porque era un «documento interno de la empresa» y yo, por evitarme posibles quebraderos de cabeza legales, agaché la testa, me tragué el orgullo y lo eliminé.

Tras expulsar toda su cólera y tranquilizarla (a mí ella no me cae mal, entiendo que es una víctima de los directivos de su empresa) me pidió que escribiera un comentario sobre el programa explicando si me había gustado y yo, que soy un ingenuo, me comprometí a ello. Le dije incluso que pediría perdón en mi blog si el programa era decente y retiraría lo dicho. Dado que el primer programa se emitió ayer, ahí va la reflexión que me solicitaron:

Cuando se sufren afrentas como las vuestras no es ético ser educado, siendo perentorio dejarse en casa los buenos modales; de este modo, firme, disgustado y asqueado os digo: ¡sois un hatajo de majaderos y una vergüenza para nuestra sociedad! Además sois una panda de impresentables embusteros, sin freno moral alguno, que intentasteis que participara en este laxante audiovisual arguyendo que era algo serio y didáctico. Solo me apetece mandaros a coser puñetas y desear que nadie encienda el televisor a la hora de vuestro necio programa para que se lo lleven los vientos al basurero más pestilente del planeta con la seguridad de que, por inverosimil que parezca, conseguirá aumentar el hedor con su llegada. Jamás se había hecho tanto esfuerzo para arrojar tan asquerosa bosta. ¡Jamás me habían intentado tomar el pelo de esta forma tan burda! ¡Idos a paseo! ¡Y no volváis a llamarme!

Ya está hecho el comentario que me pidieron. De este modo cumplo con mi trato. Ahora os pido por favor que dejéis de manipular a personas anónimas, como yo, para intentar convencerles de que hagan la función de bufón en esta, cada vez más decepcionante, televisiva España

Me sorprende que seáis hipersensibles a la crítica y que os moleste la que se hace desde este modesto blog que jamás tendrá el enorme poder con que sí contáis vosotros. ¡Qué bueno sería que usárais vuestra influencia para intentar construir una sociedad más feliz, más amable, más dialogante, más justa, más reflexiva y más sensata!

He recibido varios correos electrónicos de personas a las que también se les intentó engañar y hundir su dignidad. El que más me ha llamado la atención es el testimonio que reproduzco a continuación. Lamentablemente no todos los partipantes del nauseabundo programa muestran tanta madurez y sentido común como esta joven madre de 18 años.

Buenas Rafael:

Soy una chica de 18 años. Me gustaría que leyese mi experiencia en el programa de televisión de Antena 3 porque puede que le interese para otro artículo.

Me llamaron hace 1 mes diciendo que estaban interesados en mi para que acudiese al programa. Acudí al casting, me hicieron el test y la prueba de cámara y hasta ahí me pareció todo perfecto. Estaba claro que tenían mucho interés en mi, pues tengo 18 años, sigo con mis estudios adelante y además tengo la suerte de tener un niño pequeño de 1 añito, del cual su padre y yo estamos orgullosísimos. Me dijeron que el primer «debate» era de sexo y  que yo tendría que hablar de mi niño, de como afronté mi embarazo y como es mi vida ahora con un pequeño; me pareció genial.

Al cabo de los dias decidí meterme en la web de antena 3 y cual fue mi sorpresa al ver que los colaboradores del programa eran 4 papanatas: una actriz porno, un travesti, una gótica de 19 años bisexual, un blogger que dice ser de derechas y que solo suelta estupideces… en fin, ya me pensé un poco mas las cosas y decidí llamar al programa pues faltaban 2 dias para salir en la tele y no me habían informado de NADA.

Me dijeron que tenía que estar allí a las seis y media de la tarde para preparar el debate y los turnos con los que ibamos a hablar, y que los colaboradores que habían eran personajes que hacían un papel para calentar un poco el asunto, también me contaron que el ambiente del debate sería como si estuviéramos en un bar y terminaron diciéndome «va a ser super entretenido tía, ya lo veras.».

Sin pensármelo dos veces les dije que no iría, que un debate no se prepara 3 horas antes ni se dan ya los turnos pues un debate tiene que ser espontaneo y que cada uno hable cuando algo le parezca bien o le indigne algo, siempre y cuando se respete. También les dije que en un debate puede haber personas con muchísimos tipos de opinión e ideas pero que no se necesitaban personajes absurdos para calentar el tema y que si se trataba sobre «sexo en adolescentes» no se que pintaba una actriz porno de 30 años, un travesti que en vez de contar su experiencia hiciera de travesti LOCA, etc., etc.

Ayer vi el programa y la verdad es que me lleve una inmensa alegría de no haber ido.  Menos mal que no accedí a hablar de mi hijo delante de una panda de retrasados (con perdón) que además, en vez de hablar con propiedad, solo sabían decir «FOLLAR Y FOLLAR» cada 3 minutos.
Mi rabia aumentaba con cada personaje que hablaba hasta que llegué a escuchar a un chico que se enorgullecía de hacerlo sin preservativo y de que le había dicho que tenía hijos perdidos. Ese mismo, minutos antes, habia gritado a una chica MONJA por tener 23 años y ser virgen todavia. También escuché cosas como «el sexo no es algo que se da como un regalo, si no te gusta te duchas y ya habrá otra vez mejor»… en fin, asi va la sociedad.

Seguramente si hubiera ido al programa engañada, como me pretendian llevar, antes de haber hablado me hubiera ido ya del plató. Solo espero que el programa dure poco, yo no le daré más audiencia pues me parece que usted tenía razón en todo, es simplemente TELEBASURA…

Un saludo

Noticias relacionadas:

Antena 3 retira «No es programa para viejos», Vaya tele, 17/10/2008.

«La fiscalía debería actuar contra «Física y química», un auténtico atentado contra el menor». «El confidencial», 25/9/2009.

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No es programa para viejos

Hace unos días recibí un correo electrónico de una redactora de Antena 3 interesándose por mi persona para participar en un nuevo programa de televisión. Le dije que no podía colaborar con ellos porque estaré trabajando en el extranjero, pero ella insistió en hablar conmigo.

Conversamos por teléfono y me explicó que están preparando un programa que se emitirá los lunes por la noche, después de la serie «Física o química«, que consistirá en un debate sobre lo visto en dicha serie. Al debate acudirían varios adolescentes, una profesora conservadora y otro progresista (que se supone que sería yo). Se debatiría sobre «embarazos no deseados de adolescentes», «drogas», «acoso escolar», «grabaciones de palizas que se cuelgan en la red», etc. La idea me despertó curiosidad así que acepté la invitación a ir a la sede televisiva para que me conocieran personalmente.

Una vez allí me hicieron sentar junto a unas jóvenes hipermaquilladas que mostraban su belleza sin tapujos, a la espera de que les hicieran un casting. (Chicas, si leéis esto, haced de vuestras vidas algo especial y no la entreguéis a la telebasura. Ya sabéis)

Cuando por fin me llevaron a la redacción dijeron que debía responder a un cuestionario por escrito con preguntas del tipo «¿hablas de sexo con tus padres?», «¿hay algún tema del que te avergüence hablar?», «¿cuál es?» y otras cuestiones cada vez más fuera de lugar. Me negué a responder dicho cuestionario plagado de impudicia y dije que me quería largar de allí, pero las redactoras insistieron en que me quedara, que daba igual si no respondía al cuestionario. Me lo quitaron, así que, lamentablemente, no lo puedo mostrar.

A continuación me dieron un contrato abusivo que debía firmar antes de que me hicieran una prueba frente a las cámaras. Lo he escaneado para que vean ustedes hasta qué grado de desesperación, al firmar tal aberración, llegan algunas personas en su deseo de alcanzar la fama. Obviamente me negué a firmarlo. ¿Pero qué diantres es eso de que sin contraprestación alguna puedan usar mi imagen como se les antoje, según dice el punto III?

Ante mi negativa, y cada vez más enojado, las redactoras preguntaron a los directivos de la productora «Boomerang» si me podían hacer la prueba sin firmar ese absurdo contrato. Mientras deliberaban me dejaron leyendo los periódicos con el sonido de fondo que emitían unas pantallas con contenido de la cadena, para «antenatresizar» a los empleados. De vez en cuando se acercaba alguien para animarme a firmar con unas estrategias psicológicas que quizá aprendieron en libros baratos de autoyuda.

Una señorita me explicó la «filosofía» del programa, y como lo que me contaba parecía serio le felicité y le deseé éxito, pero que ya vendría otro profesor en mi lugar. También le dije que sería una buena oportunidad para limpiar la imagen de frivolidad y desdoro que tiene la cadena. Programa «serio» decía, hasta que pasó junto a nosotros un joven vestido de mujer haciendo el lelo y ella, al ver mi reacción, me explicó que iba a ser uno de los personajes del programa. ¡Hasta aquí hemos llegado! Para más inri algunas mostraban euforia, que me hizo rechinar los dientes, porque estaban por allí algunos chicos de «oooo teeeee» (esta expresión, al parecer, hay que pronunciarla en tono pijo y admirativo).

Tras intentar convencerme de que los personajes son buenos por esto-y-por-lo-otro y que entienden mis suspicacias porque «desconozco el mundo de la televisión«, me advirtieron, con mucha educación y sonrisas forzadas, que si no firmaba no me harían el casting, así que les dije «pues adiós». Eso sí, aunque al directivo le hubiera dado por dejarme hacer la prueba le habría dicho que no con algo así como un «me-apena-ver-que-te-ganes-la-vida-frivolizando-con-el-mundo-educativo».

Acabarán encontrando a dos profesores deseosos de hacer el paripé en el programa. Pagan bien y hay mucho trastorno narcisista de la personalidad por ahí suelto. Sin embargo su participación será un paso más para desacreditar nuestro sistema educativo y, especialmente, al profesorado.

Además, aparte de hacerme perder toda una tarde, ni siquiera se dignaron a pagarme el desplazamiento. ¡Qué poca clase tienen! En cualquier caso he de decir que las redactoras me parecieron muy agradables y excelentes profesionales llenas de creatividad (aunque mal conducida) y estoy seguro de que si hubieran caído en una empresa que encaminara mejor su ingenio harían maravillosos programas televisivos.

Mientras una redactora me acompañaba a la salida le expliqué el formato de un programa divertido, educativo y respetuoso que se me había ocurrido y que seguro que tendría éxito, pero me temo que mi propuesta cayó en saco roto ¿Qué se puede esperar de un canal que dice que para evitar accidentes de tráfico hay que beber coca-cola? En efecto, este no es un programa para viejos sino para adormecidos.

Sea este mi granito de arena contra la telebasura.

LEA LA SEGUNDA PARTE

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