A los que les huele la boca a leche (es decir, a los jóvenes, según la poética expresión persa) les impresiona escuchar que la ropa que compra «¡viene de Turquía!». Este es el reclamo publicitario que hace el sector del textil para vender sus prendas. Aunque los ropajes estén diseñados y realizados en tierras iraníes, es necesario afirmar que vienen de Turquía. Si no es así, no comprará nadie.
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