En una de las clases de «Filosofía I» hablamos durante unos minutos de dinero. Es difícil convencer a los adolescentes de las bondades de la escritura; el placer de escribir sólo lo percibe un 10% del grupo, otro 50% lo hace a regañadientes y el resto ni lo intenta con un mínimo de rigor. Hace unos años se propuso en México pagar a los estudiantes para que asistieran a clase ya que la inmensa mayoría prefería trabajar o delinquir; no sé si esta propuesta de pagar por cumplir con su deber colegial tuvo un buen resultado pero sí intuyo que no es ninguna tontería.
De este modo, los estudiantes se han mostrado sumamente interesados al decirles que podrían cobrar dinero por sus artículos de filosofía (y del resto de temas que les interesen) si los cuidan bien, si no cometen faltas ortográficas, si los miman, si son creativos, interesantes e ingeniosos. Seamos sinceros: el mayor motivante de la especie humana, querámoslo o no, es el dinero, y no debería ser un tabú usarlo en el aula. Hasta ahora, mis estudiantes se limitan a hacer «refritos» en sus blogs sobre los temas que les propongo y escasea la originalidad y el pensamiento crítico (aunque cada vez lo van haciendo mejor).
La cuestión es que les he enseñado a abrirse una cuenta en adSense de Google para que inserten publicidad en sus blogs a cambio de una pequeña cantidad de dinero según el número de lectores que tengan. Ahí quedó la propuesta, que he hecho en un solo grupo de los 6 que tengo, para ver si funciona o no. ¿Escribirán mejor ahora que saben que pueden ganar dinero? ¿Es inmoral hacer uso de este tipo de motivadores en el mundo de la educación secundaria?
Posteriormente analizamos un breve texto de Descartes y hubo muchos comentarios interesantes. La siguiente clase de Filosofía I transcurrió tranquila entre los pensamientos encontrados, de unos y otros, sobre la metafísica espiritualista y la materialista.
En la clase de Filosofía II terminé de explicar a santo Tomás y les di un texto que deben comentar durante este fin de semana. Protestaron porque tienen muchos otros trabajos que hacer, pero me mantuve firme ante su «chantaje emocional». Se van de excursión de fin de curso dentro de dos semanas y hay que avanzar en el programa. ¡Un pequeño esfuerzo chicas!
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