Ahora sí, amigos iraníes, ahora el peligro sí que puede ser serio. Intentaron acusaros de desarrollar bombas nucleares, pero los infundios se demostraron inciertos. Ahora sí que habéis tocado las narices a Estados Unidos despreciando su depreciada moneda. Ahora sí que tienen motivo «objetivo» para seguir perturbando vuestra paz y arrebataros vuestros nobles deseos de reconstruir vuestro economicamente maltrecho país. Ya veremos qué pasa; cambiarse de moneda tiene consecuencias imprevisibles, de tinte desastroso, para el imperio. Supongo que aumentarán las presiones (económicas, aunque intuyo que hay que empezar a considerar las bélicas, al menos puntualmente contra alguna instalación) mientras murmuran entre dientes: «por chaqueteros».
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