No se pierdan el número de este mes de la revista Foreign Policy en español, sobre todo el artículo «La lista de los peores países para ser mujer«. Miren lo que dice, por ejemplo, de Haití. Estoy convencido de que los países que permiten que las mujeres accedan al poder masivamente, acaban saliendo de la pobreza.
Cuando estuve en Haití mi relación fue principalmente con hombres, son ellos los que manejan todo el «cotarro». Las mujeres se quedan en casa limpiando y cuidando a sus hijos o deambulan por las calles con enormes cestas de frutas sobre la cabeza tratando de ganar unos pocos «gourdes» que gastará el marido en cerveza y ron; que le sobre al marido servirá para comprar pantalones a los hijos y un par de minúsculo plátanos. Las más robustas, con zapatos y perfume suelen ser mujeres de hombres poderosos, pero por lo general las féminas son de aspecto triste, andan descalzas, huelen a mango y tienen un marido violento, borracho y practicante de vudú.
Los haitianos hablan a las mujeres con desdén, aunque si se trata de una joven que acaban de conocer mostrarán todo un torrente de simpatía. El sexo no es un tabú, al menos no tanto como en Europa, por eso el SIDA hace estragos. La solución de todos los problemas de Haití consiste en feminizar el país. Habría que mandar a hacer puñetas a los hombres haitianos durante una temporada y que las mujeres se pusieran a organizar el país más pobre de toda América. Son las mujeres con su entrega y sentido común, a diferencia de los varones perezosos (como ven el fotografía de arriba, ellas trabajan y ellos miran) y vividores, las que podrán sacar adelante el bello país de Haití.
EL PEOR DE AMÉRICA: HAITÍ
Mujeres en la Asamblea Nacional: 5%
Renta media femenina: es el 52% de la masculina
Alfabetización femenina: 57%
En las barriadas de las afueras de Puerto Príncipe, las bandas organizadas de violadores son un hecho en la vida de muchas haitianas. Cerca de la mitad de las jóvenes y niñas del paupérrimo arrabal Cité-Soleil de la capital han sido violadas o han sufrido agresiones sexuales, según cifras del informe de la ONU de 2006. Las ONG explican que el problema no se toma en serio porque muchos haitianos, incluidos miembros de la policía y del sistema judicial, consideran que el sexo no consentido es violación sólo cuando la víctima es virgen. De hecho, la violación no fue considerada delito penal hasta 2005. Además, si un marido encuentra a su mujer cometiendo adulterio en su casa, el código penal lo excusa si la mata; pero si es la mujer quien mata al marido por el mismo motivo, en ese caso ella no tiene justificación.
Sin embargo a la revista se le olvida algo importantísimo: ¿qué pasa con las mujeres haitianas que tienen la «suerte» de escapar de su país. ¿Se les va a tratar mejor? La respuesta en este espeluznante artículo (Marie y Maricler: dos breves testimonios de trabajadoras infantiles haitianas traficadas) de mi admirado amigo Catuxo, responsable de One Respe, del que incluyo algunos extractos:
Si bien por su edad no se les considera aun mujeres, trabajan como la que más, y más. Viven, por lo general, en condiciones de opresión, de sometimiento, muchas veces de penuria, limitadas por la estrechez de las relaciones de servidumbre. Sus derechos, en tanto niñas y trabajadoras, son violados, frecuentemente atropellados.
La carga de trabajo es pesada y agotadora. Una niña de 8 años dice que: “cocina, friega, baña a los dos niños (de la casa) para enviarlos a la escuela, luego se baña para ir a la escuela. Se levanta a las 5 de la mañana para hacer oficios. Cuando regresa de la escuela limpia la casa. En la noche cuida a un niño de meses.»
La señora no me paga, me da comida y a veces me compra ropa…. Cuando no quiero hacer las cosas porque estoy harta y cansada me da golpes…..me levanta a las 5 y media, no me compra ni un cuaderno, ni un par de zapatos y por eso yo no puedo ir a la escuela…”
“Cuando sea grande me quiero casar,…, volver a Haití,…., ser profesora.”
Para terminar comparto con ustedes un vídeo que tomé en su momento que muestra la podredumbre de Haití, concretamente en su capital Puerto Príncipe, vista desde un autobús. Como ven casi todos los que están en la calle son hombres. Hay que hacer algo cuanto antes.
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