Hoy las carcajadas en clase fueron tremendas. Me costó un tiempo detectar la causa de las risas hasta que di con la clave: al decir «curva» mis alumnos se desternillaban; me dio entonces por encadenar unos cuantos «curva» mientras observaba perplejo cómo todos se descoyuntaban, incluidos los alumnos más tímidos, así que empecé a jugar con la palabreja: la decía más alto, luego más flojo, después me paraba, continuaba con la lección y, de repente, soltaba otro «curva» lo que despertaba risas cada vez más sonoras que hacía que algunos, literalmente, cayeran al suelo presas de un ataque.
Al final pregunté. Y me dieron la solución. Véanla en este enlace.
—
ACTUALIZACIÓN
La profesora Tereza Halasová enriquece de la siguiente manera mis palabras en el apartado de comentarios:
Hay más palabras peligrosas en el checo-español. Por ejemplo la palabra inocente “sí” se dice en checo “ano”. Teníais que ver la cara de la cajera cuando el conductor de nuestro autobús estaba comprando algo con la ayuda de mi traducción le contestó con mucha expresividad a la cajera que le preguntaba si quiere algo más: “ano, ano, ano”. Tuve que intervenir muy rápido dándo las explicaciones, y nos reímos todos pero el primer momento fue un poco tenso.
Otra palabra muy común es el verbo “ser” que en checo significa “caga”. Esta coincidencia la aprovecho en la clase cuando explico la diferencia entre el ser y estar. Llamo el verbo ser “el verbo metafísico”, el “ser o no ser” de Hamlet. Les queda muy bien y se ríen también mucho.
No sé si hay más palabras así, se me ocurre ya solo una y es la palabra “mochila” que significa en checo “ella se hacía pis”.
Pero con la palabra «kurva» tengo también una experiencia quizás más traumática . A los 17 aňos me decidí viajar a España a un campamento de jóvenes. Entonces no sabía todavía nada de español y sabía que si no hacía el esfuerzo de salir de mí y comunicarme, quedaría aislada. Así que el primer día iba de un grupito a otro y me presentaba: «Hola, soy Tereza de Praga y no hablo espaňol». Me miraban, me decían algo que yo no entendía y después se callaban de forma que me iba al final a otro grupo y a otro. Terminé cansada y me senté aparte cuando vino a mí un grupo y se pusieron a buscar palabras en el diccionario. La palabra «kurva» la aprendieron enseguida, como se podía esperar. Al día siguiene, cuando me dirigía por la mañana al baño con la cara dormida, me desperté a golpe de choque porque los jóvenes me saludaron “hola kurva”. Tengo además la piel blanca de forma que si me pongo roja, se me nota mucho y en una situación así me puse muy roja porque la palabra «kurva» en checo es muy fuerte. Supongo que les gustó y así conseguí mi primer apodo en Espana . Menos mal que pronto me acostubré y me reí con los jóvenes de forma que para ellos dejó de tener la gracia y volvieron a mi nombre normal. Por cierto, mi nombre también tiene uno de esos “falsos amigos” y es que “Tere” se dice “Terka”. Ese me pegaría mejor
Deja una respuesta