Tras ocho días dando clases en la República Checa solo puedo decir que estoy encantado con mis estudiantes. Hasta los que cumplen con el universal rol de «graciosillos» del grupo, el típico que no suele gustar a los profesores por sus interrupciones y gracietas, lo hacen con tal encanto, refinamiento y humor inteligente, que uno no puede sino disfrutar también.
Además, el respeto con que se dirigen a mí, no uno «ñoño» sino afable y simpático, me hace sentir apreciado. Bien es cierto que en ocasiones «cuchichean» mientras explico, pero un simple silencio por parte mía les devuelve a la materia. Además les da vergüenza cuando, en contadas ocasiones, he de llamarles la atención.
Estos primeros días me está costando crear la comunidad de investigación en el aula, en la que el protagonista sea el diálogo, todos aprendamos y todos enseñemos. Quiero que hablen, que den sus opiniones, que reflexionen en voz alta, que den rienda suelta a su creatividad, que enfrenten sus argumentos con sus compañeros y traten de ponerme «contra las cuerdas». Aunque son tímidos, poco a poco se van «soltando». Además he de aprovechar que su nivel de lengua española es extraordinario.
Es un placer y un honor poder dar clases en este instituto de Brno. Es un orgullo poder contar con estudiantes como los míos. Es emocionante pasar todos los días al aula para aprender de ellos. ¡Gracias!
[techtags: educación, República Checa, Brno, estudiantes, profesor]
Deja una respuesta