Cuando trabajaba en Estados Unidos uno de los primeros días me enseñaron una gráfica parecida a la siguiente:
No recuerdo con exactitud los datos, ni me dieron las referencias bibliográficas en las que se basaban para afirmar que los profesores empezamos el curso con un tono vital alto que vamos perdiendo hasta diciembre, siendo noviembre uno de los peores meses del curso en lo que a entusiasmo se refiere. Creo recordar que con las Navidades se recobraba la «vitalidad» la cual volvía a decaer hasta el punto de inflexión que suponía abril, para que en junio todo fueran alegrías. Si alguien conoce esta gráfica y los estudios que la avalen podría decírnoslo.
Si bien es cierto que cada persona es un mundo y que sus estados anímicos son personales y distintos, creo notar que en la República Checa los ánimos en general se rigen al unísono con más intensidad que en España supeditándose al calendario escolar, al frío, a las nubes y al escaso sol -que aquí es un bien de lujo muy apreciado por su poder mágico de transformar inmediatamente la apatía en gozo-.
¿Se recuperará en diciembre el tono vital? ¿Se irá perdiendo paulatinamente el entusiasmo hasta abril para posteriormente ir recuperándolo mes a mes? ¿Estoy preguntando zarandajas psicológicas norteamericanas?
Lo que está claro es que a los profesores nos pagan por transmitir entusiasmo. Con gráfica o sin ella debemos descubrir los mecanismos psicológicos internos para transformar la tristeza, el estrés, la abulia, la pereza y la indolencia en pasión por educar. Escribir y reflexionar sobre ello ayuda a conseguirlo.
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