La inspección

Hoy nos ha visitado un equipo de cuatro inspectores para evaluar nuestro trabajo como profesores y toda la documentación que genera el centro. Estarán con nosotros durante tres días comprobando que los interminables papeles de la agobiante burocracia checa son correctos y examinando si nuestro proceder en el aula es digno de su valoración positiva.

El ambiente en el centro esta semana es realmente tenso ya que una evaluación negativa supondría la pérdida de subvenciones y numerosos quebraderos de cabeza para el equipo directivo. He de reconocer que los estudiantes se han comportado mucho mejor, si cabe, cuando el inspector de turno entró en el aula por sorpresa. Es tal el rigor que aplican al examen que sospecho que incluso comprueban si se riegan las macetas de la clase con el agua justa.

Lo que más me sorprende es que los inspectores parecen tan jóvenes -a diferencia de España- que me extrañaría que tuvieran suficiciente experiencia docente como para apreciar, positiva o negativamente, nuestra labor.  En cualquier caso, hayan sido o no profesores,  son burócratas que a buen seguro constatarán, entre otros menesteres, que mi certificado de penales es cierto porque hay que obtenerlo nada más llegar al país, con lo que no da tiempo a delinquir.


Comentarios

2 respuestas a «La inspección»

  1. Lo que más me llama la atención de la anécdota son las macetas de la clase: ¡ay, esos pequeños detalles de la cultura centroeuropea que nos hacen suspirar de melancolía a quienes padecemos el salvajismo del alma ibérica!

  2. Esto de «La inspección» me recuerda a «La comunidad» o algo así, a todo el mundo en vilo, ojos en las mirillas, macetas bien cuidadas y chicles despegados de los pupitres a tiempo. En fin, oye, que vaya todo sobre ruedas.

    Un saludete.

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