Ayer, por fin, pude tener entre mis manos el reproductor de libros electrónicos de Sony. Lo encontré en una librería de Zurich y su precio es de 416 francos suizos, lo que equivale a trescientos euros. En unos meses se verá este artilugio como una reliquia, sin embargo es un importante primer paso para acabar con los libros en papel, ni siquiera los más románticos podrán escapar al atractivo de estas máquinas. Pronto los libros tradicionales serán meros elementos decorativos que sólo se comprarán para deleite del bibliófilo y amancebamiento del «metalector», pero los lectores normales que usamos la lectura como medio y no como fin en sí mismo quedaremos encantados por ganar espacio en nuestras casas, por cargar con decenas de libros en una sola mano y por acabar de dejarnos los ojos cuando la letra de la obra es minúscula.
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