Ismael Grasa es la antítesis del profesor que yo deseo ser por las siguientes razones:
1. Grita a sus alumnos: (…) con uno de los grupos he tenido ya que enfadarme, gritar y poner sanciones (p. 104).
2. Su principal herramienta de trabajo es el libro de texto: otra cosa que me ha disgustado de los cambios en la nueva edición del libro de texto es el orden de los capítulos (p. 62). Los alumnos de primero de filosofía entran en el aula, se sientan y abren el libro de texto por la página que les mando (p. 143)
3. No aplica las nuevas tecnologías en la educación: dibujo en la pizarra el mito de la caverna (p. 74).
4. Parece sentirse cómodo en un sistema social injusto: Él quiso entonces explicarse y buscar mi complicidad, dijo que durante años había sido liberado sindical en el «sector de la enseñanza», y que tenía constancia de que mi colegio había estado en la cola en condiciones laborales. Le respondí que, por lo que sabía, nuestros sueldos se ajustaban hoy al convenio general, pero que, en todo caso, nadie trabajaba ahí obligado (p. 84).
5. Se muestra irrespetuoso con las creencias religiosas: tratándose de un colegio, me parecería poco educativo que ofrecieran menús religiosos. A un profesor de ciencias le he dicho que no dejaba de sorprenderme que en el aula explicase con detenimiento la composición de la materia mientras que en el comedor atribuyese contenidos mágicos a ciertos alimentos. (p. 41).
6. No trabaja para que todos sus alumnos pertenezcan a la élite: Ella es de las que normalmente atienden en clase, sus ojos pertenecen a ese grupo en que los profesores necesitamos apoyarnos dentro de cada aula, sobre todo cuando subimos el listón de las explicaciones y queremos saber si hay alguien siguiéndonos (p. 85).
7. Tiene peligrosos aires de suficiencia en lo que se refiere a conocimientos pedagógicos: Para dar mis clases de bachillerato no me son necesarios más conocimientos de los que tenía cuando acabé la licenciatura. (p. 95).
8. Consiente la expulsión definitiva de los alumnos conflictivos (algo que solo se puede hacer en colegios privados como en el que trabaja): Es, en definitiva, un chico que tiene sus días contados en el colegio, si no hay un cambio rápido en él. (p. 107).
9. No confía en una educación democrática: La esencia de la educación es que no es democrática, como tampoco es democrática una familia. (p. 108).
10. Desprecia a los alumnos que no se ajustan a su pedagogía: La profesora, en un tono de broma, ha utilizado la expresión «inútiles» para referirse a los alumnos que no rinden lo que deberían. (…) Me he reconocido yo también en esto. (p. 126)
11. Cree que el profesor es sobre todo un transmisor de conocimientos. (p. 128).
12. Corre riesgo de manipular a sus estudiantes: El alumno es capaz de distinguir la parte expositiva de la valorativa (p. 142).
13. No cree que el diálogo sea la herramienta fundamental en el aula de filosofía: si el profesor muestra cualquier fisura, titubeo o debilidad, el alumno lo aprovechará para introducir una cuña con la que detener la clase y hacer algo más llevadero, en este caso un debate, da igual sobre qué. (p. 150).
14. No es riguroso con algunas de sus afirmaciones. Por ejemplo dice que en Irán las mujeres tienen prohibido jugar al fútbol (p. 179), lo cual es completamente falso . ¡Se lo prohibimos los occidentales!
Sin embargo Grasa posee otras virtudes buenas para el sistema educativo: imparte la clase con corbata (p.173), lee mucho en su tiempo libre, recita poemas en el aula (p. 87), él mismo limpia las pintadas de las mesas sin que nadie se lo exija (p. 195), enseña en julio a los alumnos rezagados (p. 197), etc. Además su estilo narrativo es muy atractivo, las palabras fluyen sin esfuerzo y el libro se lee con gusto en un par de noches.
Felicito a la editorial Debate por haber apostado por publicar experiencias didácticas como la de Ismael Grasa y darle una buena promoción mediática. Conocer puntos de vista distintos en la forma de entender la educación es, sin duda, algo muy valioso para los profesores. Sin embargo el proyecto editorial quedará cojo si no publica otras experiencias docentes que entiendan la educación de forma diametralmente distinta a la de Grasa.
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