El arte de la estratagema

He leído con interés el nuevo libro de Giorgio Nardone titulado El arte de la estratagema publicado por Herder. El subtítulo, Cómo resolver problemas difíciles mediante soluciones simples, a buen seguro llamará la atención de aquellos cuyo oficio se desarrolla ante el público y yo, que me dedico al noble arte de la enseñanza, no pude menos que adentrarme en sus sugerentes páginas para ver si descubría alguna estratagema que mejorara mi técnica educativa, ya que en el aula surgen cada día problemas complicados que deberían ser resueltos con facilidad.

Nardone se basa en varios textos clásicos, tanto occidentales (vg. Pascal) como orientales (vg. Las 36 estratagemas de unos monjes guerreros) que sintetiza y aplica a la cotidianidad del hombre contemporáneo. Me he tomado la libertad de recoger algunas de las estratagemas propuestas y pensarlas desde la perspectiva del proceso de enseñanza-aprendizaje. Antes debe quedar bien claro que el uso de estratagemas, que prefiero denominar estrategias, no hay que entenderlo como manipulación, robotización o una incitación a la belicosidad educativa, sino, más bien, como un intento de acercamiento afectuoso al alumnado que permita romper ciertas barreras psicológicas que impiden la motivación y el disfrute del proceso educativo. En todo caso estoy de acuerdo con algunas de estas estratagemas porque otras más bien parecerían antieducativas. Adivine cuales.

1. Surcar el mar de espaldas al cielo.

Si nuestra actuación pasa inadvertida [por los estudiantes] ello permite evitar la resistencia al cambio que queremos promover.

2. Mentir diciendo la verdad.

Cuando [el alumno] espera que tú mientas, la verdad penetra en él como una cuchillada inesperada.

3. Partir después para llegar antes.

El [alumno] no se sentirá forzado a cambiar de opinión, sino conducido suavemente hacia el cambio, como si fuese una evolución natural de su pensamiento, fruto de nuevos descubrimientos llevados a cabo por él mismo. 

4. Enturbiar las aguas para que floten los peces.

Si [un alumno] es inteligente, y por tanto de convicciones firmes, es difícil hacerle cambiar de opinión de forma directa, pero si se introduce en su mente una duda que crea desorden en su orden y confusión en su claridad, su tendencia a querer retomar el control le conduce directamente a la trampa.

5. Si quieres enderezar algo, primero aprende a retorcerlo aun más.

El esfuerzo [de los estudiantes] por inventar bloque la inventiva.

6. Circular contra lineal, lineal contra circular.

Hay que desarmar la seriedad [del alumno] con la risa, y la risa con la seriedad.

7. Matar a la serpiente con su propio veneno.

Lo que menos soporta [el alumno] que os odia es que le tratéis con manifiesta amabilidad.

8. Apagar el fuego añadiendo leña.

Declarar [el profesor] que se tiene un defecto hace que [los alumnos] digan que en realidad no lo es.

9. Hacer subir al enemigo al desván y después quitar la escalera.

Hacer creer [al alumno] que es él quien elige.

10. Crear de la nada.

Comportarse «como si» una cosa fuera verdadera, aunque no esté demostrado que lo sea, hace que al cabo de poco tiempo la consideremos como tal.

11. La estratagema del truco revelado.

La manera más eficaz de oponerse a las maniobras de un [alumno conflictivo] es conocer sus trucos y artificios.

12. Cambiar constantemente siendo nosotros mismos.

Utiliza la cólera para confundir [a los alumno], la humildad para hacerlos arrogantes.

13. Vencer sin combatir.

El [alumno] ha de percibir en vuestra actitud calma, seguridad y fascinación, y suscitar en él el deseo de imitaros.

Espero hacerme pronto con un ejemplar de Curar la escuela. El Problem Solving Estratégico para profesionales de la educación, escrito por dos colaboradores de Nardone y publicado también por Herder. En él, a buen seguro, se proponen buenas ideas para el difícil oficio de educar.

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