Los que empezamos escribiendo un blog hace más de diez años contábamos con miles de lectores y, por lo novedoso y sofisticado del invento, cuanto escribíamos lo tomaban tan en serio como un periódico; parece que fue ayer cuando publiqué el primer posteo sobre mi visita auna cárcel estadounidense, mas los años transcurridos no pasan tecnológicamente en balde y así, con la sencillez de las nuevas plataformas, se extendió su uso y nos alcanzó el blogoboom con la consiguiente disminución de lectores que se repartieron entre miles de nuevos blogueros.
Sin embargo, de dos años a esta parte, ya nadie presta atención a los blogs ni a los periódicos —ni, obviamente, a los libros— sino que las gentes hodiernas se limitan a leer tweetbooks, facetweets y, como siempre, el Marca. Pero lo peor es que con la zigzagueante práctica lectora se ha recableado el cerebro para que los lectores ya no entiendan siquiera dichas brevilocuencias sino que se limiten a surfear; los nuevos lectores son surfistas con prisas que hacen equilibrios en la tabla de cadatweet pensando siempre en la siguiente ola. [CONTINUAR LEYENDO].
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