La letra, ¿con sangre entra?


El periodista Alberto González me entrevistó hace varias semanas para redactar un reportaje en el suplemento Exclusive de El periódico que ha titulado «La letra, ¿con sangre entra?».  Se publicó el pasado 25 de octubre y pueden leerla en este enlace a partir de la página 16. Es curioso porque el tema del artículo se aprovecha directamente para vender ropa de adolescentes, en lo que viene a ser algo así como agresiva publicidad integrada, con escritos «ad hoc». Por si algún seguidor de este blog estuviera interesado, copio a continuación el fragmento referido a mis palabras:



“En el sistema educativo nunca habría que castigar”, sentencia el profesor de educación secundaria Rafael Robles. “Humillar y dañar son verbos incompatibles con educar. En los casos graves, como atentados contra la integridad física o psicológica de los miembros de la comunidad educativa o contra la propiedad, intervenir ya no es un asunto de los profesores, sino de las fuerzas de seguridad del Estado”, remacha.

Lógicamente, esto no significa que deban pasarse por alto los malos comportamientos estudiantiles. “Hay que actuar en el momento justo en que se produzca la infracción, pero no mediante el castigo, sino mediante el trabajo sereno y continuo de profesionales de la psicología y la orientación”. Lamentablemente, añade la misma fuente, “no existe en los institutos una figura especializada en alumnos disruptivos, por lo que cada profesor trata de sobrellevarlo como su intuición le indica, por ensayo y error, con los graves problemas que ello implica […]. Igual que hay conserjes, jefes de estudio y profesores, en todos los centros educativos deberían existir expertos en alumnos difíciles que estuvieran disponibles a lo largo de toda la jornada laboral para cuando se produjeran problemas en el aula. Incluso en casos graves se podría trabajar con ellos la terapia cognitivo-conductual [enfocada en la vinculación del pensamiento y la conducta]. Lamentablemente, no hay dinero para esto”, lamenta Robles.

Según las reflexiones de este especialista, “lejos de corregir un problema, el castigo lo aumenta […]. Promueve cierto sentimiento de desdén y desprecio en los jóvenes. Y algunos alumnos hasta transforman esa necesidad de venganza en un sentimiento de culpa”. Por otra parte –argumenta– cuando el sistema educativo castiga a un alumno también está castigando a sus padres, pues a menudo hay que buscar en el ámbito familiar el origen de graves problemas de comportamiento. “El castigo, pues, sume también a los progenitores en un desagradable estado de ansiedad que, a veces,  transforman en agresividad contra el centro o contra sus propios hijos”.

Para Robles, expulsar tampoco es educar. “Es una medida de reality shows. Un sistema educativo que se ve obligado a expulsar a un alumno ha fracasado, porque sus integrantes no saben tratar los casos difíciles. Expulsar a un estudiante es un acto de patetismo, de desvergüenza, de falta de compromiso, de iniquidad”. Además, la expulsión no deja de ser un premio para el alumno que, al día siguiente, podrá levantarse tarde, porque lo interpretará como unas vacaciones.

LA ALTERNATIVA. “Un profesor verdaderamente vocacional sufre dentera al oír la palabra castigo. Cuando uno se ve obligado a castigar es porque no ha sabido encontrar habilidades educativas, porque tiene pocos recursos, pocos conocimientos de psicología y poco amor y pasión por su trabajo”. Según este profesional, la clave está, pues, en el “diálogo y en incentivar la generosidad y el respeto de los estudiantes […]”. Subraya también la importancia del “refuerzo en forma de palabras positivas y de ánimo por parte del profesor. “Un ‘¡buen trabajo!’ dicho con simpatía motiva muchísimo a los estudiantes. La ausencia de refuerzos positivos –o decir solo lo malo y nunca lo bueno– son dos vicios intolerables en un educador”.

Finalmente, Robles relaciona la importancia que se otorga al castigo en la escuela y el nivel económico de un lugar: “Como España es un país arrasado por la crisis-estafa que implica que haya hasta 44 alumnos en las clases de bachillerato, el recurso del castigo es más recurrente. Es más fácil que tratar el problema cara a cara, con tiempo, con mimo”.

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Comentarios

4 respuestas a «La letra, ¿con sangre entra?»

  1. Avatar de Carlos Guzmán.
    Carlos Guzmán.

    Hola!!

    Es interesante la problemática que plantean en la entrevista, ciertamente me remonta a la obra de Michel Foucault «Vigiliar y Castigar » que hace un par de meses leí. Invita a la reflexión sobre el uso del «castigo» como medida punitiva que se ha empleado en diversas etapas históricas de la humanidad. En lo que ha educación se refiere, el uso del «castigo» miraba y tenia como finalidad «diciplinar», basado en la copia del modelo de formación militar. Vivo en México y a qui ha existido un cambio generacional en la manera y forma de pensar y actuar en lo que respecta a diciplinar. «La educación viene de casa» «En la escuela no se educa,sólo se instruye» «En la escuela deben de enseñar de todo, y más a como [deben] comportarse» son reclamos que se lanzan entre padres y maestros, buscando en cierta medida deslindar responsabilidades del quien debe hacer e intervenir en su momento. Cabe mencionar que no es una generalización pero si son comunes escuchar estos comentario de ambas partes. El apoyo de especialistas es fundamental para que se «aprenda» a trabajar y saber sacar adelante los conflictos, problemas que se presenten. Dejar de deslindar y mejor ayudar a fomentar la idea de que ser «docente»en una función social y no algo exclusivo de la casa o la escuela.

    Saludos!!

  2. Avatar de cesar
    cesar

    Hola a todas (os) !!!!!
    Antes que nada me da gusto encontrar un compatriota comentando el artículo y efectivamente en nuestro contexto mexicano más aún en los sectores rurales o semiurbanos prácticas de la enseñanza tradicional son muy recurrentes, a pesar de la creciente incursión del trabajo colaborativo en las aulas, sigue situándose al profesor como la figura o modelo a seguir y al que no se debe cuestionar. Por otro lado, también en el texto «La Policía de las Familias» de Jacques Donzelot (1979) se hace mención precisamente de los modelos de crianza y educación en los cuales la familia interviene y la trascendencia de ello en el ámbito público. Finalmente, la llegada de las nuevas tecnologías han contribuido de algún modo al modelo de enseñanza y aprendizaje en el que se visualiza al alumno como el productor del contenido y en ese tenor podríamos referirnos a una posible evolución de la frase «la letra con el internet entra»
    saludos.
    César

  3. Avatar de CARMEN ROLDAN GUARNEROS
    CARMEN ROLDAN GUARNEROS

    SALUDOS A TOD@S!!!!!!!!!!!

    un tema verdaderamente interesante, ya que la educación es un tema que nos debe interesar a la sociedad en general,y aquí en el Distrito Federal en la cotidianidad escolar aún los profesores ejercen el castigo a sus alumnos, y más triste que sea castigo psicológico y físico; por un lado está la falta de vocación y ética de los profesores, y por otro la de los padres que consideran la escuela es la única responsable de la formación de sus hijos, luego entonces los alumnos son los que son expulsados de la vida escolar y familiar dejándolos a la deriva.considero la educación es acompañamiento de padres y profesores en la formación de sus hijos

  4. Avatar de Nadia Jessica Santiago Gaytan
    Nadia Jessica Santiago Gaytan

    Hola a todos (as)
    La problemática propuesta “en el sistema educativo nunca hay que castigar” es muy interesante, sin embargo desde el punto de vista de la disciplina inteligente propuesta por Vidal Schmill el término “castigar” no es muy idóneo, este autor argumenta que el sistema de premios y castigos es el cáncer de la educación porque estos solo condicionan la conducta de las personas de una manera muy similar al de las mascotas.
    Desde este punto de vista de Vidal Schmill el termino castigo es irracional y destructivo por ello él propone que la perspectiva se cambie, pues para fomentar la responsabilidad y la autocorrección en la conducta de un niño lo que se debe hacer es enseñarles a asumir las consecuencias de sus actos. Por ello es que los docentes dentro de las aulas deben poner en juego sus habilidades para buscar cuales son las estrategias de aprendizaje más adecuadas para resolver los problemas de comportamiento de sus alumnos, sin tener que recurrir a paradigmas tan tradicionalista que dejos de que solucionen la situación solo agravan la integridad personal de los niños.
    Este artículo es muy interesante porque lo que busca es romper con el paradigma de que sea a través del dolor como se logre el aprendizaje dentro de las aulas, por ello es que una solución para poder superar esta situación los profesores deben educar desde el punto de vista de la disciplina inteligente pero sobre todos desde la inteligencia emocional.

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