George Soros es un multimillonario hecho a sí mismo a base de especulaciones, lo que despierta la animadversión de medio mundo. Gran parte de su patrimonio lo dedica a llevar la «sociedad abierta» allí donde él determina que no existe, no en vano fue discípulo del gran Karl Popper, autor del excelente La sociedad abierta y sus enemigos, libro que parece que ha condicionado la vida del financiero estadounidense de origen rumano.
Compré su último libro Tiempos inciertos (editorial Debate), para librarme de prejuicios contra este hombre que determina en buena parte la evolución del mundo. Aún no sé si me he librado de ellos.
Es cierto que la Organización Mundial de Comercio es objeto de numerosas críticas por ser injusta con los países en desarrollo, y hay que poner remedio a ello cambiando las reglas; pero la estructura en sí misma resulta ejemplar (p 15)
Me siento obligado a apoyar al Partido Demócrata hasta que se haya podido rescatar al Partido Republicano de manos de los extremistas. (p 19)
Las sociedades abiertas reconocen nuestra falibilidad; las sociedades cerradas la niegan. Estados Unidos es una sociedad abierta, pero la gente no es muy versada en filosofía y no comprende plenamente los principios de la sociedad abierta. De ahí que se la pueda engañar. (p 25)
No hay ningún otro país que pueda ocupar el lugar de Estados Unidos en un futuro inmediato. Si Estados Unidos no es capaz de asumir el tipo de liderazgo adecuado, nuestra civilización puede llegar a destruirse a sí misma. (p 27)
Nuestras decisiones no pueden corresponderse con lo que haríamos si dispusiéramos de todos los datos pertinentes. En otras palabras: nuestra conducta no es enteramente racional. (p 32).
Considero que la guerra contra el terrorismo es un error conceptual, o «falsa metáfora» , que está teniendo efectos nefastos tanto en Estados Unidos, como en todo el mundo. (p 61)
Aunque resulta relativamente sencillo, este es un argumento filosófico; y a la opinión pública en general no le interesa la filosofía, sino los resultados. Ello supone una tremenda desventaja para quienes defienden los principios de la sociedad abierta: necesitan un libro, o al menos unos cuantos párrafos para defender su argumentación; en cambio, a quienes desean manipular la verdad les basta con una consigna como la guerra contra el terrorismo. La opinión pública estadounidense se ha revelado enormemente susceptible a la manipulación. ¿Y por qué? (p 109)
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