Un gran número de los vehículos que tienen prohibido circular por la carreteras de Estados Unidos debido a su mal estado, son metidos en barcos camino de Haití, donde serán comprados sin ninguna cortapisa para sacarles aún más rendimiento.
Los niños haitianos que vayan en ese autobús tendrán más posibilidades de fallecer en la carretera que los niños norteamericanos, pero es «pecata minuta» comparado con sus posibilidades de morir de SIDA, de lepra, de hambre, de sífilis o de desamparo.
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