El movimiento #15M aglutina, sin duda, a personas que comparten tres valores ilustrados: la libertad, la igualdad y la fraternidad; es por ello que carece de sentido orientarlo en una única dirección política, habitualmente de izquierdas.
Según sea el orden de prioridad de estos valores, así será la orientación política de la persona. De este modo si un ciudadano prioriza la libertad sobre los otros dos, será un liberal; si, por el contrario, considera más importante la igualdad será un socialista y si opta por la fraternidad es, a buen seguro, un anarquista. Socialistas, liberales y anarquistas coexisten pacíficamente, por compartir los tres valores, en el #15M.
Además es un movimiento compatible con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en cuyo primer artículo se indica que:
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Por todo lo dicho estoy convencido de que del #15M surgirá antes de las Elecciones generales un partido de concentración de las tres sensibilidades políticas y de carácter transitorio, cuya enorme virtud será la de despojar del poder a los grupos plagados de arribistas y de personalidades turbias para, a renglón seguido, empezar a tratar de sanear la democracia. Una vez logrado su objetivo sanitario el partido del #15M renunciará al poder -pues no es esa su vocación- convocando elecciones anticipadas en las que compitan partidos regenerados, sin disciplina de partido y con listas abiertas, cuya finalidad consista en servir a la sociedad y no a intereses espurios o personales.
En unas horas me lanzaré a las calles para pedir libertad, fraternidad e igualdad; en este orden, aunque respeto mucho los otros dos. También llevaré una camiseta y una pancarta con el lema kantiano de la Ilustración: «Atrévete a pensar».
(Fotografías CC Ramón Martín).
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