Hoy ha sido mi último día de clase con los estudiantes de segundo curso de Bachillerato. Hay una palabra que me gustaría dedicarles de todo corazón: gracias.
A lo largo de los últimos difíciles meses -en los que el ambiente educativo ha sido enrarecido por las mafias financieras respaldadas por unos políticos desconsiderados- pensar con vosotros (ayudados por los textos de grandes filósofos de la historia) ha sido un balón de oxígeno frente a la turbidez.
Gracias por vuestra amabilidad, simpatía, esfuerzo intelectual y críticas constructivas. Gracias por reíros de mis malos chistes filosóficos. Gracias por tolerar mis defectos y apreciar mis virtudes. Nunca olvidaré nuestro fantástico viaje a Asturias el curso pasado, ni vuestras bromas por los pasillos, ni vuestros whattsups y emails... Gracias por haberos cruzado en mi camino por la vida.
¡Sed felices! ¡Mucha suerte! ¡Hasta siempre!
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