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El uso del «don» en clase

Una de las claves que explica por qué en mi nuevo instituto hay menos problemas de disciplina que en otros en los que he trabajado estriba en que entre las normas de convivencia se encuentra la de obligar al alumnado de todos los niveles a dirigirse al profesorado con el «usted» y el «don». A buen seguro que habrá algún lector que tras leer esto comience a esbozar caras de irritación o descompostura y aparezca incontroladamente en su mente, por asociación de ideas, los conceptos de «fascista», «retrógrado» o «abuso de poder». Antes de despertar su inquina, permítanme explicarme.

Según la Real Academia «don»  significa «tratamiento de respeto que se antepone a los nombres de pila» y «usted» es la forma de 2ª persona usada por como tratamiento de cortesía, respeto o distanciamiento. La clave de ambos términos es que implican respeto, es decir, «miramiento, consideración y deferencia», nada que ver con jerarquías caprichosas.

No creo en la importancia del respeto como un fin en sí mismo sino como un medio para que la labor educativa sea eficiente. A mí no me preocupa que me respeten o no los estudiantes; es vano obligarles a que lo hagan porque cada profesor debe ganarse el respeto de sus alumnos con su trabajo, interés y buen hacer -el respeto se gana, no se impone-. Obviamente los jóvenes no respetarán, con razón, al profesor vago, falaz, irritable e ignorante; por ejemplo, si en el sistema educativo se cuelan docentes con un trastorno border-line de la personalidad, habría que compadecerlos pero es muy difícil respetarlos a no ser que uno sea pusilánime. Con estos profesores poco pueden hacer las instituciones políticas o lingüísticas para que les respeten. Con los demás que no presentan cuadros patológicos y tienen la sana costumbre de preparar concienzudamente su trabajo las fórmulas lingüísticas ayudan mucho a predisponer -aunque no garantizar- el respeto y, por tanto, el correcto desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.

De este modo no entiendo el uso del «usted» y el «don» como fórmulas de respeto al docente sino a la educación en sí misma, a los compañeros estudiantes en el aula y a la institución en abstracto del profesorado (no a la persona concreta). Ambos términos funcionan en la mente como freno ante el tentador y peligroso colegueo. Su uso no implica que el profesor sea mejor persona que los estudiantes ni que su categoría moral se eleve sobre la de ellos; más bien tiene que ver con que hemos de desarrollar un trabajo común entre muchas personas, con distitas personalidades, intereses y ambiciones; tamaño río de personalidades y voluntades debe ser encauzado firmemente para lograr el objetivo común que es el aprendizaje y no se me ocurre mejor forma que empezar con un lenguaje cuidadoso como el que incluye los términos -casi olvidados- «usted» y «don».

Ambas palabras nos sitúan claramente a cada uno en nuestro rol lo cual es compatible con la afectividad, la simpatía, la proximidad emocional y el buen hacer. El profesor debe ser un facilitador y al referirse a él con el «don» se le eleva al pedestal psicológico que inclina al estudiante a confiar en su autoridad intelectual y no en la vulnerable autoridad que proporciona el zafio compadreo. En mi opinión, quizá equivocada, quien exige el «usted» muestra mayor grado de compromiso con la educación que quien solicita un indiferente «tú». Hemos de volver a sentir que el aula es un espacio «sagrado» necesitado de un mínimo ritual que adapte al alumno al nuevo lugar muy distinto del de la calle o de su hogar.

Para más inri, extirpar el «don» y el «usted» del habla, como se ha hecho en las últimas dos décadas, nos abalanza sobre una pendiente resbaladiza que se inicia con el tuteo para que, quizá, algunos jóvenes pasen después a la palmadita en la espalda, continúen con la bromita bien intencionada terminando, quizá, en cuestiones más graves.

Al igual que se hace en los otros países en los que he tenido la suerte de trabajar, pediría al Ministerio de Educación que aparcara los «buen rollismos» y obligara por ley a usar el «usted» y el «don» en clase. Aquellos profesores que no lo compartan que indiquen a sus alumnos que les apea el tratamiento, pero a los demás que nos dejen hacer nuestro trabajo con eficiencia.

Lamento que se confunda el trato educado con el servilismo y que se impongan actitudes pseudoprogres consiguiendo con ello un efecto contrario. Me escama la superstición que afirma que se enseñan valores democráticos con el tuteo y recelo de la idea que asegura que con un «tú» los profesores van a ganarse el corazón de sus alumnos.

Tras esta década de tuteos es perentorio volver a usar las palabras como procede. Quizá así, empezando por este pequeño gesto lingüístico, esos profesores pro-tuteo quejumbrosos por no saber mantener el orden en la clase, tengan menos razones para la queja. Si algunos profesores exigieran el usted quizá, por la pendiente resbaladiza a la que me refería antes, no tendrían que verse obligados a expulsar a los estudiantes de los institutos, una de las formas de disciplina más contraproducentes, como ya expliqué en su momento.

Por Rafael Robles

Me llamo Rafael Robles y en esta web comparto mis experiencias docentes en varios países (Irán, República Dominicana, Haití, China, Estados Unidos, España y República Checa) y reflexiones sobre filosofía y el mundo educativo.

19 respuestas a «El uso del «don» en clase»

Genial artículo, Rafael, que comparto completamente.
Creo que la clave es lo que expones en una de las primeras ideas: hay quien ve el uso del «usted» como algo reaccionario, cuando quizás sea uno de los primeros pasos para salir de la situación en la que nos encontramos.
En muchos institutos las clases son ineficientes por la falta de disciplina en primer lugar. Este tipo de medidas ayudan a mejorar.

Siempre me ha gustado tratar a los profesores con educación. ¿Has pensado que los alumnos se merecen un trato respetuoso también? Creo que las normas de protocolo hacen referencia a esto.

Soy de los que piensan que para educar hay que dar ejemplo. Yo propongo el trato respetuoso en ambos sentidos, del alumno al profesor y viceversa.

Hola David: Es obvio que el trato respetuoso se le supone a todo docente. Si te refieres a que el profesor debería utilizar el usted con los alumnos no estoy de acuerdo porque ello supone exactamente lo mismo que usar el tú, solo cambia la palabra. El uso de usted funciona porque hay un «desnivel» del tú al usted que favorece el trabajo en el aula. Un saludo.

Hola Víctor B.: De acuerdo. Un saludo.

Hola Rafael,

No creo que todos los profesores de forma generalizada consigan mejorar el actual trabajo en el aula utilizando ese «desnivel» al que haces mención. Por este motivo, no soy partidario de legislar tu propuesta.

Desde mi corta experiencia en el asunto, los profesores y seres humanos en general, consiguen ser respetados gracias a las aptitudes, actitudes y capacidad de liderazgo con respecto al prójimo. En nuestro caso el prójimo está representado en el alumnado.

Si el «don profesor» sigue teniendo trastorno border-line y no mostrando carácter y control en el aula continuará siendo un profesor desestimado aun siendo tratado de «usted».

No creo que la solución a un problema de mal comportamiento en clase venga por cambiar una sola palabra (de tú a usted). Ojalá fuese así de sencillo.

Creo que la solución está en establecer y definir bien los roles de profesor y alumno desde el primer día de clase. Todo ello se puede conseguir conociendo más técnicas de liderazgo que nuestros propios alumnos.

Para algunos será un gran reto y mucho más difícil que acostumbrarse a llamar a sus alumnos por usted.

Estoy bastante de acuerdo con su artículo, pero no tanto con la respuesta que le da a David. Creo que, al menos a partir de un nivel y edad, el alumno tiene derecho también a un tratamiento de respeto y que este puede contribuir a una percepción de sí mismo como ciudadano y a generar un ambiente académico «serio».

Si yo a alguien le hablo de usted pretendo que el tratamiento sea recíproco y desde luego si alguien me habla de usted nunca osaré tutearle hasta que sea de común acuerdo.

Lo contrario es crear un entorno asimétrico que, en el aula, podría confundirse con un respeto «por cuestiones de edad».

Y no es una simple palabra, es todo un vuelco gramatical, que incluye al verbo y a los pronombres, todo un protocolo de tratamiento que los alumnos deben aprender a reconocer y utilizar correctamente.

Un saludo.

Estoy muy de acuerdo con todo el post pero únicamente le pongo un pero.
Eso de que “el respeto se gana, no se impone” no me convence.
Hay personas o cosas que exigen respeto por el hecho de ser lo que son. Por ejemplo, un alumno es digno de respeto, con independencia de que sea buen o mal alumno. ¿Tiene que ganarse el respeto el alumno del mismo modo que dices que se lo ha de ganar el profesor? Si admitimos que el respeto se gana… ¿podemos tratar sin respeto al mal alumno que no se lo ha ganado?

Hola Elquebusca: Creo que todos los alumnos se merecen respeto, por supuesto. Son menores y no tienen que ganarlo, algo que ya harán, si es que les interesa, cuando sean adultos.

Hola Miguel A. Román. Gracias por citarme en Libro de notas. Quizá tenga usted razón, debo reflexionar al respecto. Mi temor era que si todos nos hablamso de «usted» en la clase se pierda su valor; quizá sea un temor infundado.

Hola David: Pienso que el «usted» no es una palabra mágica pero predispone.

Es posible que esté relacionado el trato de usted con el respeto o quizá sea debido a otros factores que varían en los otros institutos en que has estado con respecto a este en el que estás?
Yo siempre en EGB llamaba a mis profesores de usted y con Don, Incluso alguno joven se molestaba e insistía en el trato de tú.
Creo que el tratamiento de usted sí supone una distancia con el alumno, distancia que lo mismo muchos profesores necesitan para hacerse respetar.
El respeto efectivamente hay que ganárselo aunque debería ser una forma de relacionarse por defecto. Es una labor educativa enseñar a respetar aunque no te guste, no estés de acuerdo …
Desde luego en lo que no creo es en el respeto por temor, porque eso no es respeto, es miedo, y desde el miedo no se educa.

Suponer que el respeto hay que ganárselo me parece una muy mala manera de comenzar una relación con alguien sea, alumno, profesor o vecino de enfrente. Me parece más razonable que el respeto sea el punto de partida; otra cosa es el que con el trato esa relación de respeto inicial pueda afianzarse (o debilitarse porque algunos se revelen como no merecedores, pero aún en este caso debería mantenerse ). Lo que sí creo que solo puede ganarse es el aprecio -o la admiración- pero esto es distinto del respeto -que debería ser el tratamiento por defecto, más aún en un centro educativo, realmente poco o nada se puede hacer si no partimos de ese respeto mutuo. Quizá esa falta explique la degradación de nuestro sistema educativo.

Coincido en lo referente al tratamiento de usted -creo que el tratamiento expresa ese respeto que es condición de la relación maestro/profesor-alumno. Lo malo es que el tratamiento de usted está casi extinguido en la sociedad española, no solo en el ámbito educativo, sino en otros usos en que era más frecuente, para dirigirse a personas mayores o extraños. Esa casi extinción es una muestra de la grosería reinante: parece que todo el mundo es un imbécil salvo que demuestre lo contrario. ¿En qué ámbito se utiliza ahora el usted de forma generalizada? me parece que casi exclusivamente en la relación de empleados a jefes (lo que es lo mismo, donde no hay más remedio, respeto por obligación o por sumisión, es decir: respeto no auténtico).
En resumen, Rafael, sí al tratamiento de usted y al respeto. Lo que supone entender que eso de que «el respeto hay que ganárselo» es una falta de respeto.

Saludos

Estoy de acuerdo con usted Serenus, es preferible «el respeto hay que saber mantenerlo». Como no soy obcecado reniego de la tópica expresión «el respeto hay que ganarlo».

Hola Sigrid: en efecto, es aberrante la simple idea de que en una clase pueda haber miedo.

Hola que tal, un post espectacular, me ha gustado mucho, no te falta razón. Enhorabuena por el blog, me encanta!!

Yo también he creado hace poco un blog, se llama “Aprendo gratis” donde impartimos cursos de formación a través de Internet totalmente gratuitos y muchas cosas más. Me encantaría que lo visitarais y me dieras vuestra opinión por favor!!

Un saludo

http://blog.aprendogratis.com/

Querido Rafa:

Como ya sabrás, en este caso no estoy en absoluto de acuerdo contigo. Creo que el respeto no tiene nada que ver con llamar de tú o de usted a una persona. Puedes llamar a una persona de usted y no respetarla en absoluto y viceversa.

Para mí el usted es sólo un síntoma de distanciamiento, sólo lo uso con personas desconocidas y con las que no mantengo ningún vínculo afectivo. Como con mis alumnos y alumnas pretendo tener un vínculo afectivo no me gustaría en absoluto que me llamaran de usted, lo que no quiere decir que no quiera que me respeten. ¿Has pensado en cuánto podríamos perder de cara a que un alumno o alumna tenga confianza para contarte algo, pedirte ayuda o contar contigo para algo? No quiero arriesgarme a ello, la cercanía (que por supuesto es inversamente proporcional al usted) es para mí indispensable en mi tarea como educadora porque yo no sólo enseño Filosofía sino que pretendo hacer algo más. Quiero aprender y enseñar a vivir http://montsepedroche.wordpress.com/2009/04/19/vivir/ y http://montsepedroche.wordpress.com/2009/11/15/educar-para-vivir/
y asumo el riesgo que ello pueda conllevar en cuanto a la disciplina, a la que no renuncio, por supuesto, pero que no considero que sea lo prioritario.

Un abrazo, Montse

Querida Montse:

Entiendo tus razones, sin duda. También entiendo la educación como una enseñanza para la vida y para ser felices. El «usted» no es incompatible con ello, pruébalo algún día, verás que incluso funciona para bien en el «reino de los afectos».

Un abrazo

Hola Rafael, cuánto tiempo sin pasarme por tu blog…:-( no tengo disculpa, salvo la de ya sabes, falta de tiempo.
Me parece muy adecuadotu post. Cuando empecé en educación yo era de las que pensaba que dar el tú era un forma de acercarme al alumnado -en el buen sentido de la palabra-, que se sintieran más cómodos y no vieran al profesor como alguien inaccesible; tras varios años bregando con la secundaria, y varios años trabajando en Alemania en otros contextos educativos (y con más edad), y con los cambios sociales habidos, siento el usted como un trato necesario y bienvenido. No lo siento en absoluto como una forma dedistanciamiento, puesto que he experimentado este uso en Alemania y lo he reconocido como útil.
Como ya sabrás, en las aulas desde infantil hasta el último año universitario, el trato entre alumnado y profesorado es de USTED, pero digo MUTUO. Esto es lo que me ha faltado en tu post. Les hablas de USTED a tus alumnos?

Al trabajar en la uni les ofrecí el tú a mi alumnado. Les cuesta horrores el tratar de tú al profesorado. Así que me he quedado con el usted, y no me aleja en absoluto del alumnado, sino que se mantiene en cierta forma ese respeto, ganado con muchos otros criterios, no solo llamar de usted. Pero quiero recordar lo que tú ya has comentado, no somos amigos, y eso debe quedar claro. Lo cual no quita para que, en caso necesario, se pueda echar una mano en ciertos temas, escuchar, apoyar y orientar, como la amistad también requiere. Cosa que, por otro lado, forma parte de la educación, según yo la entiendo. UF, qué largo.
Un abrazo desde Alemania, la Selva negra nevadita!!

Gracias

*** El respeto no hay que ganárselo ***

Alguna vez he oído o leído que el respeto hay que ganárselo. No estoy de acuerdo. Yo creo que el respeto es una actitud básica para una cordial relación entre personas, para evitar disputas entre humanos, etc. Pienso que todos tenemos derecho a que nos respeten y, por tanto, todos tenemos la obligación de respetar a los demás. Hablamos de mínimos de convivencia civilizada.

Otra cosa es la simpatía, confianza, admiración, amistad, cariño, amor, … Para conseguir éstos sí que creo que hace falta un trabajo previo. Éstos sí que “hay que ganárselos”, como diría aquél.

————–
Se puede opinar con libertad en http://www.adslzone.net/postt369672.html

En «Racismo en el fútbol, cuestión de educación» de «Hernández Vilches Abogado Madrid» se informa de una idea en sintonía con lo dicho:
»
En innumerables ocasiones habremos oído aquello de “el respeto hay que ganárselo” , yo creo que ese es uno de los problemas de nuestra sociedad, nos escondemos tras frases hechas que encierran conceptos muy peligrosos. El respeto a nuestros semejantes debería darse por supuesto, no exigir al otro que se lo gane. Respetar debería ser uno de las formas verbales más usadas y practicadas. Desde el respeto es posible cimentar una sociedad sana y libre.
»

Sin embargo, hablando de niños, puede que el respeto sí que se tenga que ganar (entonces, lo dicho hasta ahora sería para adultos). Según «Autoridad VS Autoritarismo en la Educación» de «CIT-TDA-Villanueva del Pardillo»:
»
Y este respeto hay que ganárselo. Y se gana con autoridad, firmeza pero con grandes dosis de cariño, paciencia, comprensión y amor. Si estas cuatro características no están presentes en el proceso educativo o lo están en pequeñas y aisladas dosis,… estamos frente al otro concepto: el autoritarismo.
[…]
El autoritarismo no genera respeto, genera miedo.
»
La misma idea sale en ««Volver al usted no tiene sentido»» de «La Opinión de Zamora».

Sin embargo, en «Por qué no hay que volver a la educación autoritaria que nos dieron nuestros padres» de «Bebés y más», donde se tratan los mismos asuntos, dicen que lo que hay que ganarse es la autoridad, que se hace por medio del respeto:
»
No hay que recuperar el autoritarismo, pero sí hay que recuperar la autoridad y el respeto por las personas. Pero el respeto no es algo que se pueda imponer. De pequeños nos lo imponían, respetábamos a nuestros padres y adultos porque si no nos pegaban y nos castigaban, o eso creían. Eso creían porque no era respeto, era miedo, y el miedo no crea relaciones sociales sanas, nunca, porque son relaciones completamente asimétricas.

De igual modo, la autoridad no se puede exigir, uno se la tiene que ganar. Eso se consigue con los actos, con el modo de tratar a la gente, con el respeto que uno profesa a los demás y el que exige para sí. Los profesores tienen que recuperar la autoridad y los padres también, respetando a los niños y haciéndose respetar.
«

Gran texto y gran análisis Don Rafael Robles.
Hay, creo , una errata que empaña delicadamente las palabras que he leído con gran interés.
( «muchas personas, con [¿ distitas ?] personalidades, intereses y ambiciones; «). Esto lo escribo bajo mi humilde conocimiento, claro.
Un saludo a todos y todas.

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