El mes de marzo pasado tuve el honor de charlar con la premio Nobel de la paz iraní Shirin Ebadi. Cuando se conoce de cerca a una persona de esta envergadura humana, desmesurada fuerza mental y arrolladora personalidad uno se siente satisfecho y le hace pensar en lo importantes que han sido este tipo de espíritus para el devenir de la Historia y en la adquisición de libertades y derechos por parte de los más desaventajados del mundo.
Hoy me encuentro con que la Sra. Ebadi acaba de dar algunas conferencias en el Reino Unido y se le ha criticado duramente, en una tónica que tristemente empieza a ser general, que no hablara de la situación política de Irán.Â
En mi modesta opinión si Ebadi hiciera una mínima crítica a su país correría el riesgo de que se le negara el visado de salida para el resto de los tiempos o que, incluso, acabara con sus huesos en la cárcel. A mí me dejón constancia expresa del amor que profesa por Irán, por eso continúa viviendo allí, pero me confesón que muchos días recibe amenazas de muerte de extremistas descontrolados. Sospecho que para ser un disidente efectivo en Irán hay que saber nadar y guardar la ropa, sin dejarse llevar por fugaces bravuconadas que interesan a los mass media un par de días pero que luego acaban rapidamente en el olvido. ¿Quién podría mantener sus organizaciones en pro de la infancia desde la cárcel?
El trabajo diario de hormiguita que viene haciendo Ebadi durante años y años es lo que al final, verdaderamente, permite que miles de niños, niñas y mujeres estén un poquito mejor en Irán, y para ello es necesario tener amigos en el mismísimo infierno o al menos no soliviantar a ciertas personas. Todo ese esfuerzo no se puede echar abajo por declaraciones pasionales que vengan a decir lo que todo el mundo sabe.
Deja una respuesta