Iluminar a los obcecados

El del panfleto, nada más comenzar su diatriba, en la quinta línea de la primera página de la introducción de su insufrible libro, despotrica diciendo que uno de sus propósitos es «iluminar a los obcecados». Dejando aparte la arrogancia pedante del panfletista, acudí al diccionario para ver exactamente qué quería decir con eso de «obcecado» porque tiene varias connotaciones :

Obcecación. (Del lat. obcaecati­o, -nis).1. f. Ofuscación tenaz y persistente.

Como eso de «ofuscación» es un término difuso y su connotación negativa no se percibe facilmente salí de dudas en el mismo diccionario:

Ofuscamiento. (De ofuscar).2. m. Oscuridad de la razón, que confunde las ideas.

El autor ya va apuntando maneras de lo que nos espera a lo largo del libro.

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Comentarios

5 respuestas a «Iluminar a los obcecados»

  1. Hombre, por el tono de tus comentarios sí que parece que estás un poco obcecado. Yo creo que sería más constructivo para todos que argumentaras tu posición.

    Que no estás de acuerdo, ya lo hemos captado. Pero no creo que insultar al autor sea una forma inteligente de rebatirlo.

    Vamos, me parece a mí, ¿eh?

  2. No te imaginas como he disfrutado encontrarte en este mundo de la blogónsfera!
    Agregué tu página a mi blog en la sección de gente que «Me ayudan a pensar…»

    Felicitaciones por tu trabajo, y por permitime conocer un poco del mundo por donde caminas.

    Un abrazo desde Puerto Rico,

    Gabriel

  3. Bien!! ya era hora que alguien «desmontara» a «este arrogante, y pedante panfletista » y estos calificativos no creo yo que sean insultos.
    Estoy impaciente por seguir leyendo tu antipanfleto.
    Un abrazo
    Carme Barba

  4. La verdad es que no me parece de recibo acusar a alguien de obcecado por hacer una cita textual de otro texto. Eq, pides argumentos, pero a quien hay que pedírselos es a quien se coloca sobre un pedestal y abre su libro con una declaración de intenciones como ésta: «iluminar a los obcecados». Cierto es que queda muy siglo XVII y muy gracioso y muy snob, pero reconoce que también tiene un punto de tocanarices.

  5. Avatar de Pablo Mariño
    Pablo Mariño

    Atacar ad hominem suele ser propio de gente con poco talento o razones.

    Yo sí estoy a favor del panfleto. Un texto de denuncia será un tanto demagógico y maniqueo; cuando denunciamos algo, por lógica obviamos los aspectos que menos nos interesan. Pero, en general, comparto sus afirmaciones (y me da igual que el autor sea feo, huela mal y no sepa pronunciar ni dar clase).

    Y lo digo desde el prisma de un alumno-profesor que compagina estudios en la universidad con sustituciones en secundaria. El nivel en las facultades de ingeniería y ciencias es peor que nunca. Esto no lo digo yo; lo dicen todos los profesores. Y en el instituto, me encuentro con unos alumnos más abúlicos que en mi época de estudiante, igual de buenos/malos, pero con mucha menos capacidad de trabajo. Los rezagados siguen siendo como siempre; son los alumnos brillantes los que más pierden con nuestro sistema educativo. La imposibilidad de mantener un ritmo alto de contenidos los condena al aburrimiento y la inanición mental.

    Creo que uno de los problemas que afectan a la enseñanza es que los profesores se creen que el mundo finaliza en su instituto, y al final acaban dando crédito a la jerga psicopedagógica (que, a la postre, no aporta NINGUNA receta concreta más allá del sentido común).

    Juan de Mairena no necesitaría lninguna «seudociencia» pedagógica para motivar, con afecto e interés, a sus alumnos.

    Aunque si creéis en esa patraña del «aprendizaje significativo» (¿hay algún aprendizaje que no lo sea?) que os aproveche. Yo no pienso comerme un cacho de aire como si fuese un bombón.

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