Una de las claves para no perder la perspectiva en mis clases, para repasar el largo temario que hay que impartir y para observarnos a nosotros mismos en nuestro largo proceso de aprendizaje, es la de mantener un cuaderno en el que cada día un alumno diferente, de forma rotatoria, escribe absolutamente todo lo que ocurre en el aula, desde los conceptos que se explican hasta las reflexiones de los estudiantes, pasando por anotar minuciosamente las interrupciones que se produzcan por «conversaciones privadas» o alguna «gracieta» improcedente, así como se describen estados de ánimo de profesor y alumnos y cualquier otra incidencia digna de dejar constancia.
Me gusta mucho cómo están quedando.
Deja una respuesta