La ley checa permite desde 1966 que a los violadores se les aplique una «pulpectomía testicular terapéutica», es decir, que se les castre. Esto puede parecer a primera vista una barbaridad, de hecho los grupos «buenrollistas» se quejan, pero es necesario ponerse en la piel de la víctima, sobre todo de la que está por venir. Parece ser que los casos de violaciones disminuyen con este castigo y, dado que poco se puede razonar con los reincidentes, bienvenidas sean estas medidas. Sospecho que ellos mismos exigen esta «terapia».
Por cierto, recientemente alguien violó a una mujer cerca de mi instituto por lo que el inspector jefe de la policía ha puesto notas informativas en los pasillos invitando a las alumnas a ser precavidas.
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