06. La antropología en la filosofía clásica: Sócrates y el conocimiento de sí; la psique en Platón y Aristóteles

Introducción

Sócrates pensaba que la verdadera sabiduría se encuentra dentro de cada persona y que la clave para vivir una vida buena y virtuosa es examinar y conocerse a uno mismo.

De este modo argumentaba que la mayoría de las personas no conocen verdaderamente sus propias creencias y valores, y que se mueven por la vida sin una comprensión clara de lo que es importante para ellos. Él creía que este tipo de vida sin examen no valía la pena ser vivida.

Para Sócrates, el conocimiento de uno mismo era la clave para la sabiduría y, para lograr ese conocimiento, uno debía hacer preguntas y examinar sus propias creencias y acciones. Pensaba que al cuestionar y examinar constantemente sus propias ideas uno descubriría la verdad y la sabiduría que se encuentra dentro de ellos.

El lugar más conocido donde se menciona esta frase es en el diálogo de Platón Apología e Sócrates. En este diálogo, Sócrates habla sobre la importancia de la autoconciencia y el autoconocimiento en la búsqueda de la sabiduría. Aunque la frase exacta «conócete a ti mismo» no aparece literalmente en el texto, Sócrates habla de la importancia de examinarse a uno mismo y conocer las propias limitaciones y virtudes:

Pero me dirá quizá alguno: —¡Qué!, Sócrates, ¿si marchas desterrado no podrás mantenerte en reposo y guardar silencio? Ya veo que este punto es de los más difíciles para hacerlo comprender a alguno de vosotros, porque si os digo que callar en el destierro sería desobedecer a Dios, y que por esta razón me es imposible guardar silencio, no me creeríais y miraríais esto como una ironía; y si por otra parte os dijese que el mayor bien del hombre es hablar de la virtud todos los días de su vida y conversar sobre todas las demás cosas que han sido objeto de mis discursos, ya sea examinándome a mí mismo, ya examinando a los demás, porque una vida sin examen no es vida, aún me creeríais menos. Así es la verdad, atenienses, por más que se os resista creerla. En fin, no estoy acostumbrado a juzgarme acreedor a ninguna pena. Verdaderamente si fuese rico, me condenaría a una multa tal, que pudiera pagarla, porque esto no me causaría ningún perjuicio; pero no puedo, porque nada tengo, a menos que no queráis que la multa sea proporcionada a mi indigencia, y en este concepto podría extenderme hasta una mina de plata, y a esto es a lo que yo me condeno. Pero Platón, que está presente, Criton, Critobulo y Apolodoro; quieren que me extienda hasta treinta minas, de que ellos responden. Me condeno pues a treinta minas, y he aquí mis fiadores, que ciertamente son de mucho abono.

En este vídeo explico brevemente la filosofía de Sócrates:

Biografía

Sócrates nació en 470 a.C. en una familia de clase media-baja: su padre era escultor y su madre, a veces, trabajaba como partera. En Atenas vivió la mayor parte de su vida, donde murió en 399 a. C.

Físicamente no era muy agraciado: gordo, nariz respingona, ojos saltones, vestido desaliñadamente; era objeto de chistes pero los asumía con sentido del humor. Desde joven se hizo notar por sus finos razonamientos e ironía. Se enamoraba de sus jóvenes discípulos pero él lo sublimaba en una relación intelectual cargada de afectividad.

Se casó con Jantipa, que era de familia noble y le trataba muy mal; es por eso que los romanos denominaran a las mujeres de mal carácter «jantipas».

Se distinguió por su valentía en la guerra del Peloponeso.

No se consideraba un sabio (suya es la frase «sólo sé que no sé nada») aunque la pitonisa del oráculo de Delfos decía que no había ningún griego más sabio que él (Apología 21a). Al escuchar lo sucedido, Sócrates dudó del oráculo, y comenzó a buscar alguien más sabio que él entre los personajes más renombrados de su época, pero se dio cuenta de que en realidad creían saber más de lo que realmente sabían.

Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Conocemos sus ideas porque Platón se basó en ellas para escribir sus diálogos. Se pasaba el día dialogando.

«La muerte de Sócrates» de Jacques-Louis David (1787)

Sócrates se sometía al Daimon (una especie de «presentimiento») cuando presentía que debía desistir de alguna acción, por ejemplo la de aceptar a un discípulo de quien presiente que no será de su gusto.

Enseñaba por amor, no por dinero, a diferencia de los sofistas.

Muerte

Murió condenado a muerte acusado falsamente de corromper a los jóvenes y de introducir nuevos dioses negando a los anteriores. Su condena fue injusta pero legal, por lo cual Sócrates la asumió con entereza y no escapó aunque tuvo la posibilidad de hacerlo.

Alcibíades y Critias fueron discípulos de Sócrates. Alcibíades carecía de moral y contribuyó a la derrota de los atenienses en la guerra del Peloponeso frente a Esparta. Kritias fue uno de los 30 tiranos que Esparta impuso en Atenas, implantando un régimen de terror. Cuando el pueblo acabó con la dictadura de los 30 tiranos quiso castigar a los filósofos que corrompieron a estos jóvenes con sus discursos. Había una ley de amnistía que impedía castigar por este delito, así que se inventaron la acusación a Sócrates de impiedad y corrupción de los jóvenes.

Este fragmento de la película El mundo de Sofía muestra la muerte de Sócrates.

No dudes tampoco en ver la película Sócrates de Rosselini, sobre la vida de nuestro filósofo y anímate a leer como fue muerte de Sócrates en el Fedón.

Escuche en este enlace la lectura del último fragmento de la Apología de Sócrates escrito por su discípulo Platón.

Intelectualismo moral

Sócrates dijo que quien sabe lo que es el bien, lo hace, es decir, que nadie hace mal a sabiendas.

Antes de la llegada del pensamiento socrático se consideraba virtuoso a aquel que se sometía a la tradición; por el contrario, Sócrates trata de someter la vida humana y sus valores al dominio de la razón.

Cuando alguien hace un mal no lo hace porque sea un mal sino porque espera obtener un bien. Se trata, por tanto, de un error de cálculo: el «malo» solo es víctima de la ignorancia.

Sócrates no se equivoca cuando afirma que es condición necesaria conocer el bien para hacerlo, pero sí se equivoca al decir que también es condición suficiente. Es por ello que este intelectualismo moral en nuestros días se conoce como «falacia socrática» porque da un poder excesivo al conocimiento del bien y del mal. Aristóteles lo criticó duramente.

El hombre verdaderamente libre es el que controla sus instintos. El sabio es quien trata de necesitar lo menos posible: le basta con la razón para ser feliz. El nuevo héroe es quien sabe vencer a sus enemigos interiores.

Si hay un más allá el virtuoso obtiene un premio, si no lo hay ya ha vivido bien esta vida (el más allá es como un ser en la nada).

Más adelante la escolástica usará la expresión «sub rationi bonis» para explicar que todos actuamos con buenas intenciones, pero que la combinación de todas estas buenas intenciones puede dar origen al mal. ¿Se te ocurre algún ejemplo de combinación de buenas intenciones que puedan originar algo malo?

Fragmento de la película Socrates de Rosselini sobre el intelectualismo moral

Aristóteles criticó el intelectualismo moral, por ejemplo en Ética Nicomáquea, donde arguye que no basta con conocer el bien para ponerlo en práctica.

Sólo sé que no sé nada

¿Qué crees que significa esta famosa frase de Sócrates? Lee el siguiente texto del diálogo Apología de Sócrates (trad. Calonge, editorial Gredos, 22) de su discípulo Platón.

Platón, Apología de Sócrates

A causa de esta investigación, atenienses, me he creado muchas enemistades, muy duras y pesadas, de tal modo que de ellas han surgido muchas tergiversaciones y el renombre éste de que soy sabio. En efecto, en cada ocasión los presentes creen que yo soy sabio respecto a aquello que refuto a otro. Es probable, atenienses, que el dios sea en realidad sabio y que, en este oráculo, diga que la sabiduría humana es digna de poco o de nada. Y parece que éste habla de Sócrates -se sirve de mi nombre poniéndome como ejemplo, como si dijera: «Es el más sabio, el que, de entre vosotros, hombres, conoce, como Sócrates, que en verdad es digno de nada respecto a la sabiduría.» Así pues, incluso ahora, voy de un lado a otro investigando y averiguando en el sentido del dios, si creo que alguno de los ciudadanos o de los forasteros es sabio. Y cuando me parece que no lo es, prestando mi auxilio al dios, le demuestro que no es sabio.


No estoy enfadado –les viene a decir Sócrates– porque me hayáis condenado. ¿Quién sabe si la muerte es algo bueno? ¿Quién sabe si, como suelen decir, iré a parar al Hades, donde me encontraré con Ulises, con Agamenón, con Aquiles, con muchos hombres célebres que murieron hace tanto tiempo? Será maravilloso aprovechar entonces para dialogar con ellos. En todo caso, los de ahí no podrán matarme por eso, pues ya estaré muerto. O quizás la muerte sea sólo la nada, como esas noches en que uno duerme sin soñar un solo sueño. Eso tampoco me parece muy malo. En cambio hay una cosa que seguro que sí que es mala: cometer injusticia y desobedecer al que es mejor, tanto dios como hombre, y hacer cosas impropias de un hombre libre. Es absurdo aferrarse a la vida si se pierde aquello por lo que merece la pena estar vivo. Ahora, yo tan sólo voy a perder la vida; vosotros, vais a perder aquello que hace a la vida digna de ser vivida. Así pues, ¡venga, atenienses!, aquí nos despedimos. Yo a morir y vosotros a vivir. Quién de nosotros se dirige a un destino mejor es algo desconocido para todos, excepto para el dios. vía

Ironía

La herramienta que utilizaba Sócrates para buscar la verdad es el diálogo (-diá-, camino, –lógos– razón, el camino hacia la razón) y lo usaba de dos formas con sus interlocutores, o bien aplicaba la ironía o bien aplicaba la mayéutica. La dialéctica de Sócrates se inicia con una definición menos adecuada hasta que logra una definición más adecuada; también se puede iniciar con ejemplos particulares para culminar con una definición universal. Son razonamientos inductivos porque proceden de lo particular a lo universal (o de lo menos perfecto a lo más perfecto). Por tanto la tarea de la ciencia consiste en alcanzar el concepto general a través de la comparación de cosas y hechos particulares.

Mediante la ironía Sócrates hace ver a su interlocutor que aquello que el interlocutor cree saber, más bien no lo sabe. Los mediocres se tomaban sus refutaciones con irritación; los mejores, por el contrario, veían purificado su pensamiento.

Lee a continuación el siguiente ejemplo tomado del diálogo Eutifrón de Platón (11b-11e. trad. Calonge, Gredos): Eutifrón de Platón

Fragmento de la película Sócrates de Rosselini sobre la ironía. Basado en el diálogo platónico Hipias mayor, que trata sobre la belleza. (287a, ss.)

Mayéutica

Mediante la mayéutica (el arte de «ayudar a parir») Sócrates intentaba hacer ver a su interlocutor que aquello que cree no saber en el fondo sí lo sabe, de este modo Sócrates, (o el filósofo), es una especie de «partera» de pensamientos que ya se llevan dentro. Sócrates anhela el saber como especulación pero también para que le sirva para vivir como es debido ya que para vivir correctamente hay que saber lo que es lo correcto (intelectualismo moral). De ahí que dijera «conócete a ti mismo».

Lee el siguiente texto tomado del diálogo Teéteto de Platón (149a-151d, trad. Vellejo Campos, Madrid, Gredos, pp. 181-187): Teeteto de Platón.

La mayéutica

Textos

Nussbaum, Sin fines de lucro

La irresolución suele estar compuesta por cierto grado de sumisión ante la autoridad y ante la presión de los pares, problema éste que resulta endémico en todas las sociedades humanas. Cuando se pierden de vista los argumentos, las personas se dejan llevar con facilidad por la fama o el prestigio del orador, o por el consenso de cultura de pares. El autoexamen crítico que propone Sócrates, en cambio, no es autoritario en lo más mínimo. El estatus del orador no importa, lo que importa es la naturaleza de su argumentación. (Katz, Madrid, 2010, p. 70).

Hare, Platón

(…) todos nosotros sabemos cómo escoger ejemplos de valor, pero muchos de nosotros encontramos difícil definir la palabra. Si Sócrates nos pregunta qué es el valor y no podemos ofrecer una respuesta que satisfaga sus rigurosos cánones, podríamos llegar a pensar que no sabemos lo que es, o a dudar de si los actos que pensábamos que tenían valor lo tenían en realidad, o incluso si existe tal cosa; y esto podría ser malo para nuestras actitudes morales. Sócrates, por tanto, corrompe realmente a la juventud (…)

(…) lo que, ante todo, hizo que comenzara la filosofía fue la insistencia de Sócrates y Platón en que la recta opinión no es suficiente; ella es completamente inestable y falta de confianza a no ser que se convierta en firme conocimiento mediante un «cálculo de la razón». «Una razón» es lo que Sócrates pide en sus preguntas «qué es…?».

(Alianza, Madrid, 2009, pp. 66 y 68)

Recursos

Artículos

Castaño Gracia, José Ángel, Resucitar a Sócrates.

Santaolalla, M., «Sócrates el tramposo»Boulesis, 5/10/2010.

Sócrates y el efecto Dunning-Kruger

Tomás Calvo: «La mayoría de los políticos no sabe mantener un diálogo racional y socrático»

Villacañas, Día mundial de la Filosofía

Primer momento del método Socrático: la refutación

Vídeos

Sócrates y la confianza de Alain de Bottom.

Sócrates y la decadencia de Atenas

El juicio de Sócrates Bully Magnets

Cine

Fragmento de El mundo de Sofía sobre la muerte de Sócrates.

Socrates (1970) dirigida por Roberto Rossellini. Aparece el contexto histórico del filósofo, algunos de sus diálogos y una versión de su apología. Fragmentos subtitulados al españolFragmento sobre el intelectualismo moral

The History Boys. Hytner (2006). Reseña de Eugenio Sánchez Bravo Trailer

Dogville de Lars von Trier. ¿Nadie hace mal a sabiendas?

Varios

Principio de Hanlon: «Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez»

Actividad interactiva: Los sofistas y Sócrates

Cuadro: La muerte de Sócrates por Jacques-Louis David (1787). (Platón también aparece sentado). Más información.

Radio: Cajón de músicas. Sócrates Hoy nos ponemos filosoficos porque hablaremos de socrates. fue un filósofo inquieto, molesto y modesto, una mente abierta que choco con los prejuicios de su epoca igual que hubiera chocado con los de hoy en dia. todo sabemos que fue condenado a muerte por sus ideas, por su manera de ejercer la filosofía, pero nos dejó en herencia un bien intangible e incomensurable, «El Pensamiento Crítico» – 18/02/10

Dramatización radiofónica de la muerte de Sócrates

Bibliografía

Mosterín, Jesús, «Sócrates», La Hélade. Historia del pensamiento, Alianza, Madrid, 2007.

Platón, Apología de Sócrates, Gredos, Madrid, 1988.

Reale y Antiseri, «Sócrates y los socráticos menores», en Historia de la filosofía, (I. De la Antigüedad a la Edad Media. 1. Filosofía antigua-pagana), Herder, Barcelona, 2010.

La psique en Platón

La psique en Aristóteles

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