Un buen número de estudiantes, incluidos los de las generaciones anteriores, tienen la curiosa costumbre de pintar «dibujitos» a modo de expresionismo abstracto en los pupitres. Es algo tan grave que no debemos dejarlo pasar por alto. Cuando esto ocurre, como hoy, hay que explicar que hay personas que trabajan para limpiar el centro educativo cuando los estudiantes no están y no tienen por qué dedicar horas extra no remuneradas a adecentar las gamberradas y desdenes de otros.
-¡Para eso le pagan! -Me respondio alguien a quien tendré que explicar con paciencia que ese no es el modo de construir un mundo menos doloroso, cuya gran parte del dolor viene por actitudes relajadas, ignorantes y osadas como esa.
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