Este mendigo ha descubierto que mostrar a un perro y a un ratón retozando en alegre compaña despierta en el viandante un sentimiento de reconciliciación con el mundo que le incita a rascarse el bolsillo para soltar unas cuantas monedas. Además, si se trata de un pordiosero encapuchado la vivencia del espectador será más intensa y podrá contarlo emocionado a su regreso. Ya lo explica Lipovetsky.
Deja una respuesta