Enrique Vila-Matas hace de forma magistral lo que yo debería intentar con mi blog: ver escenas en los viajes que aunque permanezcan a la vista pasan inadvertidas, para luego describirlas. Vila-Matas tiene el don. Un simple viaje de fin de semana a cualquier ciudad europea le da para exprimirla y obtener su esencia en forma de palabras. Miren lo que dice de Praga, por ejemplo, donde ya he estado en cuatro ocasiones pero no me ha inspirado a plasmar por escrito nada a pesar de su grandiosidad:
He visitado una iglesia de Praga y no he tardado en salir de ella con desgana, como si fuera hubiera otra iglesia igual, adosada a la puerta de la anterior. Pero fuera sólo he visto la silueta de una muchacha con un viejo abrigo verde que, con los brazos alzados y en posiciones distimtas, se ha vuelto hacia una niebla densísima para penetrar en ella.
¿Qué pensaría Kafka si viera esto? Tan imaginativo como era no pudo llegar ni a sospechar que se convertiría en una enseña turística de Praga formando parte de un horrendo, grotesco, gigantesco marketing. (…) Poco podía imaginar Kafka (…) que un día la ciudad de Praga se convertiría toda ella en un gigantesco Kafkapanorama. (p 66).
Igualmente me pareció muy ingeniosa su idea de visitar la capital de la República Checa siguiendo fragmentos de los diarios de Kafka. La próxima vez que vaya iré al lugar donde el escritor checo estaba ese mismo día de principios del siglo XX.
Dietario voluble (Anagrama, 2008) es un blog en papel en el que Vila-Matas comenta vivencias intranscendentes (que transcienden con su fina escritura), recuerdos y lecturas. Me llamó la atención que le interesaran El perdedor radical y La felicidad paradójica así como su obsesión con Proust, Kafka y los paseos por el cementerio de Pére-Lachaise (p 228).
Vila-Matas es también internauta y lector de blogs, de hecho recomienda encarecidamente «El lamento de Portnoy» (p 205); curiosamente deja entrever que se toma a bien que algunos de sus libros estén disponibles en eMule. Quizá algún día acabará leyendo este posteo; si es así le invito a Brno con el fin de que capte eso que tengo ante mis narices pero que soy incapaz de vislumbrar y que me lo cuente después. Es más, también le dejaría caer que me escribiera un relato breve en el que me diera instrucciones para vivirlo en Brno en primera persona (He aceptado su propuesta de escribirle una historia que ella luego tratará de vivir -p 20-).
Reconozco que me ha resultado placentero leerle. Ipso facto empiezo con su Doctor Pasavento. Les dejo con un vídeo en el que el autor habla de su Dietario voluble.
Y de propina una entrevista en la radio.
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