Anoche pasé un rato muy agradable con mis estudiantes y compañeros profesores a pesar del fastidioso catarro del que, por más que lo intenté, no pude escapar.
Se celebró Stuzkovák, una tradicional fiesta educativa checa en la que a los alumnos del último curso de bachillerato se les nombra «caballeros y damas». Su tutor, espada en mano, les inviste con los honores de la carga que les espera, ayudado por unas emotivas palabras que aluden a las semanas de duro trabajo que les quedan por delante, cuya superación demostrará que la cultura del esfuerzo merece la pena. El estudiante permanece arrodillado mientras el profesor ejerce de rey en una tensa espera, por la magnificencia del momento, que se rompe con el aplauso de sus compañeros y profesores.
Tras la investidura, uno por uno, se les inserta la cinta en la solapa que dejarán a partir del lunes a la vista en sus mochilas hasta la finalización del examen de maturita, la difícil prueba que les permitirá acceder a la universidad. Este símbolo les recordará que no hay que ceder a la tentación. Estudiar es su prioridad.
La temática fue la moda de principios del siglo XX por lo que organizaron un espectacular desfile de modelos con elaboradas y vistosas prendas démodé sumamente atractivas. Mis alumnas pasearon realmente guapas y mis pupilos muy elegantes.
Echo de menos este tipo de ceremonias en España. Al sistema educativo español le faltan los ritos de paso. En mi país uno aprueba el bachillerato y le dan un papelajo con desgana. Y punto. Festejar y ritualizar los momentos importantes de la vida de los estudiantes es crucial, de hecho debería ser uno de los asuntos a los que todo centro educativo debería prestar más atención; en mi tierra, incomprensiblemente, da igual. No hace falta ser tan grandilocuentes como en Estados Unidos, pero las sencillas ceremonias, como las de República Checa, son necesarias para el alma y para la biografía.
Sentí mucho tener que irme antes de la finalización, pero mi garganta no daba para más a pesar del tequila aclara-gargantas que me dieron. Gracias estudiantes por vuestra invitación. La cena fue excelente y el espectáculo maravilloso. Otro recuerdo importante para mi mochila de los idem.
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