Ayer nos invitaron a mi amigo el profesor Borysek y a mí a una cata de vino español. El vino de mi tierra cuenta con el beneplácito de los checos, cuyos caldos son extraordinarios pero incomparables con los de La Rioja o Valdepeñas. Los organizadores de la cata también comercializan la cerveza San Miguel, lo que me hizo preguntar a una de las representantes por tamaña afrenta porque la cerveza natural checa es infinitamente superior a la española, amén de mucho más barata; para mi sorpresa me contestó que son numerosos los restaurantes españoles del Sur de Moravia que venden muy bien dicha cerveza, a pesar del minúsculo formato de «botellín» en un país donde se bebe de litro en litro.
Allí nos encontramos con el prestigioso médico, el profesor Milos Janecek con quien charlamos un rato. Janecek es un famoso senador del Partido Socialdemócrata Checo (CSSD), cuyo cartel electoral lo compartí con ustedes hace unos meses, cuando tuvo lugar el proceso electoral en la República Checa.
Aquí el socialismo está mucho más a la derecha que en España (y ya es decir); por el contrario, a la izquierda del CSSD nos encontramos al inefable Partido Comunista de Bohemia y Moravia que sigue existiendo a pesar de las calamidades por las que hizo pasar a la República Checa y de los intentos de ilegalizarlo por parte del gobierno democrático.
Janecek es de los pocos políticos «europtimistas» que quedan en este país, lo cual viene demostrado por su defensa convencida del Tratado de Lisboa y por su deseo de entrar en el euro en detrimento de la corona checa. Es un progresista necesario en un contexto en el que la extrema derecha, la de carácter ultraliberal, se está haciendo con un hueco cada vez mayor; también combate, aunque con cierta ambigüedad, el ambiente xenofóbico que se extiende en esta sociedad de forma sorprendente. Su ambigüedad viene forzada por una sociedad que desprecia sin ambages al pueblo gitano.
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