Trastorno digital de la educación

Creo que las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) son muy importantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sin embargo sobra decir que su mal ejercicio entraña peligros que pueden afectar negativamente en una eficiente educación de los estudiantes. En este sentido, algunos gobiernos autonómicos han llenado las aulas de pizarras digitales y de ordenadores portátiles que pocos profesores saben utilizar o que, simplemente, ellos estiman -a veces con razón- que no aportan  una mejora cualitativa en la educación de sus estudiantes. La verdad es que muchos de los trastos-tic son simple paripé carente de mejora educativa alguna como ya expliqué en su momento.

La autocrítica es fundamental para no emprender caminos-tic que nos arrojen por el tic-abismo, es por ello que en el mundo educativo-TIC sea preciso avanzar con pies de plomo. El buen uso tecnológico por parte del docente permite que los estudiantes aprendan más y mejor, pero su mala utilización, por muy bien intencionada que sea, es peor que seguir enseñando de modo tradicional. Los experimentos deben realizarse en los laboratorios de la Facultad de Pedagogía o en casa de los sobrinillos, nunca con estudiantes en clase.

Esta autocrítica por parte de quienes venimos utilizando las TIC educativas desde hace varios años es importante que aparezca en congresos como el de SIMO Educación que tendrá lugar dentro de dos semanas en Madrid. Allí daré «una visión crítica de las TIC educativas», hablaré de buenas tecnologías compatibles con el fomento del diálogo en clase (es obvio que el diálogo es el elemento educativo fundamental sin el cual una clase difícilmente será efectiva) y de otras propuestas tecnológicas que, a pesar de su atractivo, más bien hacen perder el tiempo. Además compartiré algunas ideas inspiradas por investigaciones recientes que nos alertan con fundamento de los peligros de las TIC en la educación, como es Demencia digital del psiquiatra Manfred Spitzer.

Según Spitzer, no está claro que las TIC influyan positivamente en la formación del cerebro. Imagen tomada de la página 299 de Demencia digital (Ediciones B, 2013)

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